El informe ambiental previo a las obras prevé echar abajo 371 ejemplares sobre los terrenos donde circularán los coches y trasplantar el resto, aunque solo 32 tienen "alta probabilidad de arraigo" en su futuro destino
Las cifras de la Fórmula 1 de Madrid que prepara Ifema: cuatro meses de montaje para tres días de carreras en septiembre
La llegada de la Fórmula 1 a Madrid en el año 2026 conllevará obras durante más de un año y prevé una importante afección ambiental al entorno, debido a la desaparición de al menos 729 árboles para hacer sitio al asfalto por el que circularán los monoplazas y colocar todos los graderíos donde se alojará a los espectadores.
La cifra aparece recogida en el informe de impacto oficial de Ifema, al que ha tenido acceso este periódico y que recoge un listado pormenorizado de todas las especies que actualmente dan sombra en lugares que serán levantados por las obras, principalmente en la zona de aparcamientos en la entrada sur del recinto ferial, pero también a lo largo de la calle Ribera del Sena, la vía pública que utilizará la F1 para completar el recorrido.
La mayoría de los árboles afectados por la construcción del circuito fueron plantados con el nacimiento del recinto ferial, en el año 1991, y también una década después, durante obras de ampliación del espacio. Los últimos ejemplares llegaron en 2017. Ninguno de ellos cuenta con la categoría de árbol singular, según el informe.
Entre las especies más abundantes destacan los ciruelos persas y los plátanos de sombra, que llegaron a esta parte de Madrid en los años noventa por su gran capacidad de adaptación y resistencia al clima del centro peninsular.
Ifema, empresa que gestiona las ferias de la capital y que tiene accionariado de mayoría pública, necesita eliminar estos árboles para completar un trazado del que se han conocido nuevos detalles recientemente. Muchos de ellos serán talados por considerarlos no trasplantables, en concreto 286, a los que habrá que sumar 85 ejemplares que se consideran “sustituibles por ejemplares de vivero, dado su escaso tamaño”, explica el informe.
El resto, 644, serán trasplantados, aunque sus posibilidades de supervivencia son muy variadas. El informe de impacto calcula que solo 32 de ellos tienen “alta probabilidad de arraigo”, es decir que sus características hacen posible que puedan volver a crecer en otra ubicación sin problemas. Pero a 156 se les da unas probabilidades “bajas” de que puedan sobrevivir al traslado. Y 170 cuentan con una probabilidad “media” de arraigo en el lugar donde sean llevados.
“Aunque es cierto que casi cualquier árbol puede ser trasplantado, también lo es que lo desmesurados que llegan a ser los costes convierten en irrazonables muchas operaciones de trasplante. Por ello, en principio, el trasplante de grandes árboles debería ser la última opción a considerar”, explica el informe de impacto para justificar las talas planificadas.
La cifra de árboles que se perderán en Ifema es superior a la de otras talas polémicas que han tenido lugar en Madrid, como las de la ampliación por la línea 11 de Metro. La irrupción en el debate público de este tipo de acciones provocó en 2023 el nacimiento del No A la Tala, un movimiento vecinal que pide alternativas a la desaparición de la masa forestal de la capital. La última de sus concentraciones tuvo lugar esta misma semana en la céntrica plaza de Santa Ana, donde el Ayuntamiento echará abajo 30 árboles para renovar un parking.
En la Comunidad de Madrid, cada árbol talado ha de ser compensado con la plantación de nuevos ejemplares, tantos como años de vida se hayan segado. Ifema calcula que deberá replantar 9.238 árboles por los apeos que pretende llevar a cabo.
La intención de Ifema es plantar algunos árboles “en la zona norte para integrar el circuito y compensar el impacto paisajístico”, aunque admite que no podrá hacerlo con los más de 9.000 ejemplares a los que está obligado. “Dada la imposibilidad de llevar a cabo la totalidad de estas plantaciones en el interior del ámbito, la compensación se efectuará con la entrega en los viveros municipales de ejemplares adultos (...) o, en su caso, a los convenios o acuerdos que se suscriban con el Ayuntamiento de Madrid para la ejecución de dichas plantaciones”.
Sin embargo, puede que ni siquiera tenga que hacerlo, ya que el Gobierno de Ayuso ha aprovechado el verano para cambiar la Ley del Arbolado y permitir a las entidades que necesiten deforestar por obras sustituir estas plantaciones con pagos monetarios a los municipios afectados. Este cambio se debe a que Ayuntamientos como el de Madrid están autorizando tantas talas que sus viveros se encuentran en ocasiones desbordados por la gran cantidad de ejemplares que están recibiendo como compensación, explican a este periódico fuentes conocedoras de la situación.
“¿Merece la pena este arboricidio para tener un evento durante tres días al año?”, se preguntan desde la Asociación Vecinal de San Lorenzo, que han publicado un extenso hilo en X con algunas de las talas previstas más destacadas. “Nuestras administraciones piensan que sí”, aseguran con resignación.
“Si nada lo impide, comprobaremos cómo todos estos árboles empiezan a desaparecer el año que viene cuando comiencen las obras del circuito”, lamentan mientras recuerdan que la construcción del circuito se llevará por delante dos glorietas con olivos frondosos, vestigios del antiguo Olivar de la Hinojosa. Por allí pasarán a gran velocidad los pilotos de Fórmula 1, poco después de que hayan salido desde la entrada principal de Ifema, donde se situará la recta de salida.