En Costa Rica, los cargos de alta dirección están ocupados en su mayoría por hombres, mientras que las mujeres enfrentan obstáculos significativos para alcanzar estos puestos. En el 2023, solo el 15% de las empresas tenían mujeres en posiciones de alta dirección, en comparación con el 20,8% en América Latina y el Caribe, y el 19,6% en países de ingresos medios.
Un informe reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló que, en el país, la mayoría de las empresas dirigidas por mujeres son microempresas o pequeñas empresas. Muchas de estas PYMES operan en el sector informal y se establecen por necesidad más que por oportunidades empresariales innovadoras, lo cual limita su desarrollo y la creación de empleo.
Este bajo porcentaje refleja una tendencia conocida como el “leaky pipeline” o “fuga de talento femenino”, descrita por la OCDE como el fenómeno donde muchas mujeres, a pesar de su interés y capacidad para liderar, no logran ascender a los niveles más altos en las jerarquías empresariales.
A pesar de que en el país hay más mujeres con estudios superiores que hombres, estas son relegadas principalmente a puestos directivos como gerencias o jefaturas de áreas específicas.
Aunque el porcentaje de mujeres en ese tipo de cargos alcanzó el 40% en el 2023, la OCDE señala que muchas profesionales tienden a quedarse en estos niveles sin lograr ascender a posiciones de alto mando, lo que contribuye a la disparidad.
La desigualdad es aún más notable en las grandes empresas cotizadas. En el 2020, solo el 24% de los asientos en los consejos de administración eran ocupados por mujeres, cifra por debajo del promedio de la OCDE, que ronda el 30%.
Según el informe, la proporción de mujeres en puestos de alto mando parece disminuir con el tamaño de la empresa, lo que subraya la necesidad de que el gobierno implemente políticas efectivas que promuevan la igualdad de género en todos los niveles de liderazgo.
Entre los obstáculos que impiden a las mujeres acceder a puestos de liderazgo en Costa Rica se encuentran los estereotipos de género y los prejuicios en la contratación, que favorecen a candidatos con características similares a las de los responsables de contratación, quienes en su mayoría son hombres.
Las interrupciones profesionales debido a la maternidad también reducen las oportunidades de promoción, ya que las mujeres enfrentan penalizaciones laborales cuando deciden tener hijos.
Además, los puestos de liderazgo requieren largas jornadas, flexibilidad y disposición para viajar, lo cual es difícil de conciliar con las responsabilidades familiares y domésticas, que recaen en mayor medida sobre las mujeres.
La OCDE destaca que las empresas con mayor representación femenina en sus cúpulas directivas tienden a obtener mejores resultados financieros y asumen una mayor responsabilidad social corporativa.
El informe critica que en Costa Rica se establezcan cuotas de género para empresas estatales, pero no se disponga de cifras sobre la representación femenina en empresas privadas, haciendo un llamado a promover la igualdad de género en todos los niveles de liderazgo.
En el ámbito académico, el documento detalla que las mujeres enfrentan desafíos similares. A pesar de que el 45,2% de los investigadores en Costa Rica son mujeres, solo el 25,9% de las mujeres de 25 a 65 años tienen estudios superiores, y únicamente el 1,9% cuenta con una licenciatura en ciencias naturales, matemáticas o estadística, uno de los porcentajes más bajos de la OCDE.
En el ámbito político, el informe destaca los avances de Costa Rica en la representación femenina. Reconoce que la cuota del 50%, establecida desde 2009, llevó en 2022 a la elección del Congreso más equitativo en la historia nacional, con 27 mujeres representando el 47% del total de legisladores. Este porcentaje supera la media mundial del 27%, la de las Américas del 34% y la de la OCDE del 33%.