Panos Kanavaris, concejal de la isla griega de Santorini , sembró el pánico entre sus compatriotas hace apenas unos días al pedirles que se confinaran en sus casas ante la llegada masiva de turistas. La del Egeo, preveía la entrada de 17.000 viajeros procedentes de cruceros y llamaba a los habitantes a refugiarse en sus viviendas. « Emergencia. ¡¡¡Otro día difícil para nuestra ciudad y la isla con la llegada de 17.000 visitantes de cruceros!!! ¡¡¡Pedimos vuestra atención y la reducción de nuestros desplazamientos lo máximo posible!!!», publicó en su perfil en Facebook el edil, que pocas horas después borró el comentario ante las críticas. Ahora las hordas de turistas ya han desembarcado en Santorini y han tomado las calles de este pequeño archipiélago, el más al sur de las Cícladas. Las imágenes hablan por sí solas: las estrechas calles que serpentean entre las conocidas capillas blancas coronadas por cúpulas azules, atestadas de personas sin un espacio libre. Al igual que en otros populares destinos turísticos, los viajeros se apoderan de la 'isla Instagram' y hacen filas de hasta 20 minutos para tomarse una foto frente a las icónicas iglesias construidas sobre el acantilado. Kanavaris no ha sido el único en reaccionar ante esta insostenible situación. «Tenemos que poner límites si no queremos hundirnos bajo el turismo excesivo», dijo a la agencia de noticias AFP el alcalde de Santorini, Nikos Zorzos. « Pido que no se autorice ni una cama más , ni en los hoteles ni en los alquileres de Airbnb», añadió. Al final del día, los ríos de gente acaban desembocando en la localidad de Oia para contemplar el atardecer. Allí, miles de personas levantan sus móviles para capturar el momento y, cuando termina, aplauden. En este paisaje de fama mundial, incluso es posible reservar una sesión de fotos con un vestido largo para «sentirse como una diosa griega» a un precio que oscila entre 270 y 370 euros, mientras en otros lugares del pueblo, se pueden ver carteles colocados por los residentes: «Respeto». «Son tus vacaciones, pero es nuestro hogar», recalcan.