El tenis de mesa es un caso curioso. Dominado desde siempre por los chinos, que han ganado 32 de los 37 oros que se han repartido desde que este deporte entró en el programa olímpico en Seúl 1988, basta echar un vistazo a los cuadros de competición para comprobar que decenas de jugadores chinos compiten bajo banderas de países de adopción. Sin embargo, hay dos casos en París, en el cuadro femenino, que llaman poderosamente la atención.
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