Mariano Haro, junto a los velocistas Carballo y Carbonell, fue el gran causante de mi pasión por el atletismo, mi religión durante 50 años. Siendo niño, en las pistas donostiarras de Anoeta, quedé impresionado por la victoria del palentino en los 10.000 metros de los Nacionales de 1975. Haro ganó con una ventaja enorme y siguió corriendo como si la fatiga no existiera en él. Se puso el chándal y siguió corriendo. Recogió su bolsa y siguió corriendo. El segundo clasificado aún no había cruzado la meta. Recuerdo preguntar a mi padre: no se cansa?. Parece que no, respondió. El atletismo español, reciente aún el fallecimiento de Carmen Valero, vive un nuevo duelo, horrible, doloroso. Fue el más grande en...
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