La reina de la jet, la abanderada de la 'belle epoque', sigue poniendo en el mapa a Marbella marcando el calendario del verano. Por fin, Gunilla von Bismarck ha iniciado sus noches veraniegas marbellís anoche, a ritmo de rumba con Gipsy Kings sin Luis Ortiz. Su alma gemela está recuperándose del cáncer de próstata que sufre: «Ha estado a punto de venir, porque en su mente, el sigue queriendo estar presente en todo, y no perderse ni un solo sarao. Pero tiene que diversificar sus energías y con este terral, de altas temperaturas, que está habiendo, estos días los doctores le han recomendado que se quede en casa y se cuide todo lo que pueda . Sigue con sus tratamientos de diálisis en el Hospital Quirón, donde le tratan de maravilla». Gunilla acaba de regresar de Palma de Mallorca y bromeando nos dice: «Tenía que llegar ya porque como siempre me decís los periodistas, tenía que dar el pistoletazo de salida al verano de Marbella». Y es que por tradición el verano oficial en 'La ciudad del canto sin dueño', no empieza hasta que la valquiria de oro de la Jet Set, aparece con su consabido posado veraniego . Las salidas de este año de la celebriti, serán más espaciadas: en el concierto de Ricky Martin y el día 4 agosto asistirá a la Gala de Starlite. Hace dos años Gunilla fue noticia por la polémica que se generó al llevar Victoria Federica y ella el mismo vestido en dicha gala. Este año bromeamos con ella al respecto: ¿Gunilla le has preguntado a las asistentes 'Vips' que se van a poner para no coincidir con el mismo modelo las dos? Y la valquiria marbellí, haciendo gala de su extraordinario sentido del humor, se ríe a mandíbula batiente: «Jajá ¡pero si ni siquiera yo sé todavía lo que me voy a poner !, jajá...Pero que nadie se preocupe que no voy a hacerle sombra ni a Leonor, ni a Sofía». Atrás quedaron para Gunilla, las noches que eran exclusivas para ir de fiesta en fiesta, en una Marbella que era el epicentro de Europa. «Todos cumplimos años y aprendemos a vestirnos y divertirnos de otra manera. Ahora mis salidas son básicamente para asistir a espectáculos o cenas en casa de amigos . La nostalgia es buena porque es muestra de que has vivido muchas cosas y aun las quieres seguir viviendo. Solo que ahora cambian los formatos». Cuando Gunilla vuelve a casa, le cuenta a Luis como esta Marbella. «Como ya no viene conmigo casi nunca al llegar a casa le tengo que hacer una retrasmisión de todo lo que ocurre en la ciudad. Él quiere estar informado y me pregunta ¿has visto a fulanito de tal? Y todos los chascarrillos que a él siempre le han gustado». Francisco Ortiz von Bismarck, está siendo uno de los pilares básicos para la superación de la enfermedad de su padre. Él y su esposa, Elisabet Dutú, junto a sus nietos Luisito y Fran, llevan este último año viviendo en Marbella, para estar en todo momento apoyando a Luis Ortiz: « Mis hijos le dan la vida al yayo Luis . A veces se enfada por las palizas que le dan en el parchís y cuando le dan jaque mate en el ajedrez. Estos días con el futbol han estado muy entretenidos, se ponen a tope con el Real Madrid y la Eurocopa». La pareja que habitualmente viven en la Bahamas, muy cerca de la residencia de Julio Iglesias, ahora pasa una temporada larga en Marbella para poder darle todo el cariño y cuidados a Luis: «Él quiere seguir jugando al golf, porque su mente sigue muy activa , pero a los 5 minutos que está de pie, se tiene que sentar porque no aguanta», nos dice su hijo Francisco a ABC. El primogénito de los Bismarck, está a caballo entre Marbella y EEUU que es donde tiene su trabajo. Lis, siempre está a su lado ocupándose de que todo funcione. Los dos llevan una vida muy discreta, no les gusta mucho salir en la foto. Siempre han preferido llevar una existencia anónima lejos de los focos. En julio de 2010 Francisco le pidió la mano a Elisabeth y en noviembre de ese mismo año se casaron en una ceremonia civil que tuvo lugar en el Pavillon des Verwaltungszentrum de Zurich, Suiza, a la que sólo asistieron los familiares y amigos más cercanos de la pareja. Posteriormente, en junio de 2011, volvieron a darse el «sí quiero», por el rito protestante en Tenerife. Desde entonces la pareja ha sido un modelo de familia modelo y muy enamorada. Sus hijos tienen ya 10 y 11 años, marbelleros puros, como «su yayo Luis». La última salida de Luis Ortiz, fue solo un par de meses en el 70 Aniversario de Marbella Club, allí le vimos en su silla de ruedas y suscribía a este medio, que, tenía unas ganas tremendas de vivir: «Como podéis ver, yo estoy mejor que nunca. Hasta creo que este año me vais a ver bailar como en los viejos tiempos. Es que vamos… yo estoy tan bien, que mejor imposible. Por eso salgo a veces, jajá, para que me hagáis una foto, para que la gente me vea y no piensen que estoy muerto como muchos han creído». Y es que el «bon vivant» de los Bismarck, ha sido el emblema de la filosofía de esta estirpe que ha heredado el legado de la Marbella dorada y donde todos les quieren. Luis es un hombre optimista, con mucha fortaleza, que juega al golf, que hace deporte, le encanta hacer mucho ruido ahora con los niños en casa y busca siempre la fuerza en cualquier sitio». Gunilla nos comenta que «él mejora por días. Así que espero aparecer muy pronto acompañada por él, como hice el año pasado en la Gala de Starlite. De momento si está bien vendrá a esa gala que tanto le gusta, sino iré acompañada de Lis, mi hijo y un amigo nuestro alemán»... Cuando vienen a Marbella siempre todo es un barullo porque la casa de Gunilla siempre está llena de gente. Le preguntamos a Gunilla, si su casa se llenara de invitados como otros veranos, donde reciben a personalidades de todo el mundo, como cuando vino la familia real sueca. En su día se llegó a publicar que había sido novia del Rey Carlos Gustavo de Suecia, pero solo era una 'fake news'. «Bueno, bueno. Jajá, Carlos estudiamos en el mismo colegio y somos amigos de siempre. Silvia es madrina de mi hijo Francisco y sus chicos son fantásticos. Preparados y guapísimos. Me llevo bien con todos los reyes: los de Dinamarca, Holanda, Suecia». Ahora los reyes de su casa son, como ella les apoda «sus dos gitanitos». No quiere que la llamen abuela. «Me encanta ser abuela, pero la alegría más grande es que no me llamen abuela, jajá que la edad es solo una cifra escrita en un papel»