El viernes 9 de diciembre de 1977, poco después de las ocho de la mañana, Carlos García, un prisionero de la Esma que como muchos otros cumplía tareas para los marinos --dormía en Capucha pero no tenía los ojos vendados--, vio a una mujer tendida en un cajón al lado suyo. Estaba encapuchada y esposada de manos y pies. A través del tabique comenzaron a hablar...