El salitre y el cloro son los principales enemigos de nuestras prendas de baño; te contamos qué puedes hacer para mantenerlas lo mejor posible y no tener que desecharlas al final de la temporada
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Uno de los momentos más esperados de las semanas previas al verano es la elección de la ropa de baño que nos acompañará en nuestras excursiones veraniegas a piscinas, pozas perdidas en medio de la montaña o a nuestras playas favoritas. Bañadores, bikinis, trikinis, tankinis (con camiseta en lugar de sujetador), con distintos largos, mini, maxi... Lo hemos visto casi todo ya en formas, tejidos y colores; de los más clásicos monocolor en tonos neutros, negros o marrones chocolate, hasta los más vistosos y llamativos en gamas flúor, o decorados con distintos estampados o motivos.
En la sección de moda de ropa de baño podemos encontrar hasta piezas hechas de ganchillo, aunque lo más habitual es que se empleen telas elásticas como la licra, para un perfecto ajuste, que mantengan la forma en el tiempo y un secado rápido.
Aunque también podemos encontrarlos de algodón –cuidado al lavarlo que puede encoger–, nylon, bambú y otros materiales reciclados procedentes por ejemplo de redes de pesca o residuos de plástico, conjugando moda y sostenibilidad.
No lo podrás probar si no eres un nadador o nadadora olímpico, pero para ellos se ha fabricado incluso un bañador inspirado en los materiales que recubren los asteroides y que favorecen la sujeción, impermeabilidad y la disminución a la resistencia.
Para el común de los mortales, la poliamida (un plástico de fibra natural y sintética) es otro de los componentes que suelen emplearse en la fabricación de la ropa de baño de la que hacemos uso. Los hace más suaves, pero también les brinda más resistencia al cloro y la sal, con los que tendrá que verse las caras a diario durante las vacaciones.
A la hora de escoger tu bañador de temporada, no solo tienes que fijarte en su estética. Es muy importante que selecciones aquellos que estén hechos con materiales ligeros, que aseguren una correcta transpiración y se sequen rápidamente, lo que los hará mucho más confortable.
Hay pocas sensaciones tan incómodas como notar que el bañador o el bikini siguen empapados después de un tiempo prudencial tras haber tomado tu baño. Si te fijas bien, algunas prendas ya indican en su etiqueta que la tela es de secado rápido. Algo a tener muy en cuenta.
Si tienes la piel sensible puede que los bañadores de licra o nylon no sean los más respetuosos con tu piel; pueden provocarte irritaciones y rojeces. En ese caso, los de algodón sean la mejor opción para ti.
Como ves, los tejidos que se emplean para nuestras prendas de baño son delicados, pero no solemos tratarlos como tal a la hora de limpiarlos y realizar con ellos un buen mantenimiento que nos permita poder rescatarlos temporada tras temporada y no tener que prescindir de ese bañador o ese bikini que tanto nos gusta por lo cómodos que nos sentimos cuando nos lo enfundamos.
Te vamos a dar algunas pautas para que sepas cómo actuar en ese sentido:
Aunque mucha gente no lo sabe, no es necesario meter en la lavadora el bañador cada vez que lo utilizamos. Pero sí que es importante no dejarlo secar simplemente después de un baño en el mar o en la piscina. Te contamos qué tienes que hacer:
Otra recomendación que te damos, como medida preventiva, es que te apliques la crema solar media hora antes de ponerte el bañador. Y si ya lo tienes puesto, intenta no rozarlo con la loción porque puede afectar al color de tu ropa de baño, sobre todo al entrar en contacto con el cloro de la piscina.
Una vez a la semana sí que es aconsejable hacer un lavado de ropa de baño en la lavadora. Seleccionaremos un programa corto y para prendas sensibles. Te aconsejamos usar un jabón también especial para ropa delicada y esta vez no colocaremos suavizante en el cajetín de la lavadora. Puede estropear el tejido y provocar que pierda su elasticidad.
Otra recomendación a la hora de lavar tus bañadores en la lavadora es que los metas previamente en una bolsa de algodón, al igual que hacemos con la ropa interior. Evitaremos que se enganchen y que se estropeen los adornos o cierres que puedan llevar. Aunque es obvio, no siempre caemos en hacerlo: lee bien la etiqueta del fabricante para saber cómo proceder con el lavado a mano y a máquina.
Si tu bañador es blanco o de tonos neutros y se amarillea con el paso del tiempo, prueba a frotar la mancha amarillenta con un trapo humedecido en vinagre blanco. Si es toda la prenda la que ha mutado de color, otra opción es introducirla en un barreño con agua y vinagre a partes iguales y dejarla a remojo toda la noche antes de proceder con su lavado.