Lo vivido en Chamartín el pasado lunes, cuando una combinación de incidencias provocó una reacción en cadena que causó retrasos en docenas de trenes y un caos absoluto en la estación, no debe volver a repetirse. Para evitarlo, responsables de Renfe anunciaron un protocolo especial que refuerza la plantilla de trabajadores que se ocupen de la atención a los viajeros tanto en vestíbulos como en las zonas de embarque, y que se dirigirán fundamentalmente a las personas más vulnerables: mayores y niños pequeños. Miles de viajeros se vieron atrapados ese día en la estación de Chamartín al producirse un enganche en la catenaria, que afectó a los trenes con origen o destino en la estación de Madrid Chamartín Clara Campoamor. Según informaron entonces fuentes de ADIF, y que luego confirmaron desde Renfe, se produjo un enganchón del pantógrafo en la catenaria, y eso afectó a 22 trenes de alta velocidad (AVE, Alvia y Avlo) y seis de Media Distancia con origen o destino en Chamartín. Esto causó retrasos medios de entre 50 y 60 minutos, y una enorme desazón entre los viajeros que se agolpaban, en plena ola de calor, en una estación abarrotada y donde por momentos se echó de menos también el agua, según contaban algunos de los presentes. Ante esta situación, los máximos responsables tomaron cartas en el asunto. Renfe informó de ese nuevo protocolo y además también se reforzó el Centro de Gestión, mientras que los técnicos de ADIF trabajaban en solucionar la incidencia en la infraestructura. El presidente de Renfe, Raúl Blanco, se personó en la estación de Chamartín para realizar un seguimiento de los pasos que se daban, informa Ep. Además, Renfe suministró a través de sus empleados botellas de agua, y se atendió a las personas más vulnerables en la Sala Club de la estación. Por otro lado, se programó un tren especial Madrid-Valladolid por la vía convencional con salida a las 21 horas, dotado con un millar de plazas, y un mecánico a bordo para solventar incidencias. Por su parte, el presidente de ADIF, Ángel Contreras, declaró que la ampliación del vestíbulo de la estación de Chamartín facilitó la actuación de los miembros de seguridad, que tenían como objetivo evitar las aglomeraciones, por lo que fueron laminando la entrada a las zonas de embarque.