«Los partidos políticos cocinan unas narrativas para influir en el estado de ánimo que tienen poco que ver con la realidad». Quien así se explaya es Cándido Méndez, aguerrido sindicalista, al que no le falta experiencia desde la que mostrar su asombro ante nuestra cotidianidad política. Los partidos han pasado de marchar, prietas las filas, a golpe de argumentario, a hacer lo propio entreteniendo con enjundiosos relatos a no pocos ciudadanos. Lo asombroso no es tanto los disparates que vemos circular uno y otro día, sino el manso acostumbramiento del personal, que no se sobresalta ante el culebrón de cada día. No es tan fácil seguir la pista a las sucesivas disquisiciones jurídicas, pero acaba habiendo unanimidad en que lo...
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