Antes de la ceremonia inaugural, este jueves la Selección española de fútbol femenino arranca su andadura hacia las medallas en París 2024. Las campeonas del mundo y de la Nation League acuden al país vecino con el objetivo de colgarse el oro. Ainara Bonmatí, Jennifer Hermoso y, cómo no, Alexia Putellas, encabezan el combinado nacional.
Sin embargo, hay un detalle importante respecto al equipo español femenino y una diferencia con el masculino: muchas de las integrantes superan los 23 años, a diferencia de los chicos, donde hay un cupo máximo de jugadores senior.
¿Y eso por qué? Pues las razones son varias. En primer lugar, hay que tener en cuenta que la excepción es precisamente la de los hombres, que sólo tienen tres plazas para mayores de 23. Si alguien piensa en cualquier otra disciplina como tenis, ciclismo, baloncesto, waterpolo o atletismo, a todas ellas acuden los mejores de cada país, independientemente de la edad que tengan.
Sin embargo, la política de la FIFA para potenciar la Copa del Mundo lleva a considerar los Juegos como una competición, digámoslo así, de segundo orden. Y la manera de encontrar un equilibrio para que el torneo no quede demasiado descafeinado es precisamente esa: hacer jugar a la selección sub23 y dar unas cuantas plazas para mayores.
El formato actual data de Barcelona 92, pues durante varias décadas -desde Berlín 36- sólo estaba permitido que jugasen futbolistas amateur. Esto originó una pérdida de interés de la afición en el fútbol olímpico. Hoy se ha encontrado esta fórmula mixta entre apostar por los jóvenes talentos de futuro y algunos jugadores contrastados.
En cambio, en el fútbol femenino eso no sucede. Los Juegos son, al menos por ahora, un torneo de primer nivel para las jugadoras y la FIFA no se ha entrometido de momento en la composición de los equipos. De ahí que podamos ver a todas nuestras jugadoras en su plenitud, tratando de cerrar el mejor ciclo deportivo de la historia de nuestro fútbol femenino.
