Desde que la Reserva Federal señaló que la fase de incremento de las tasas de interés de su histórica lucha contra la inflación había terminado, la atención se ha centrado en cuándo -y con qué rapidez- el banco central proporcionaría alivio a los prestatarios estadounidenses.
El presidente Jay Powell y sus colegas han dicho que necesitan pruebas irrefutables de que la inflación -la cual, en un momento dado, alcanzó su nivel más alto en cuatro décadas- está retrocediendo hacia el objetivo del 2% de la Fed. Hasta entonces, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) carecería de la confianza necesaria para empezar a bajar las tasas de interés.
Una serie de datos favorables sobre la inflación -junto con indicios de que el mercado laboral ha perdido parte de su intensidad anterior- sugieren que ese objetivo tan ambicioso más o menos se ha cumplido.
Pero los funcionarios de alto rango de la Fed no están listos para cantar victoria. Más bien, ellos ven ventajas en esperar un poco más para bajar la tasa de política monetaria de su nivel actual de entre 5,25% y 5,5%.
La Fed tiene que empezar a bajar las tasas lo más rápido posible
La próxima reunión del FOMC será los días 30 y 31 de julio. Renunciar a empezar a bajar las tasas en julio les permite a los funcionarios recopilar un mayor volumen de datos de calidad, un umbral que Powell estableció en las audiencias del Congreso a principios de este mes y que se hará realidad si se cumplen las previsiones de Wall Street de una mayor desinflación. Entre las reuniones de política monetaria de julio y septiembre, los funcionarios recibirán dos series de informes sobre inflación y empleo, junto con una serie de otras actualizaciones sobre la salud del mercado de consumo y del mercado inmobiliario, entre otros fundamentos importantes de la mayor economía del mundo.
Disponer de pruebas más concluyentes será fundamental para apaciguar a algunos funcionarios que aún albergan cierto escepticismo de que la amenaza ha terminado, especialmente en vista del inesperado recrudecimiento de la inflación que se produjo a principios de este año.
"Ya los han engañado antes, y la credibilidad es importante", dijo Diane Swonk, la economista jefe de KPMG en Estados Unidos.
Tras meses de constante progreso hacia el 2%, los datos del primer trimestre mostraron un inoportuno resurgimiento de las presiones sobre los precios que sembró dudas en cuanto al control de la inflación por parte de la Fed y acabó con los planes de iniciar recortes a principios del verano. Ésta fue la última de una serie de sorpresas económicas tras la pandemia de coronavirus, en la que los funcionarios se equivocaron de camino y se vieron obligados a replantearse la configuración de sus políticas.
Aunque los tres primeros meses del año ahora se consideran en general una aberración, dado que las presiones sobre los precios disminuyeron rápidamente en el segundo trimestre, ha obligado a los funcionarios a ser cautelosos a la hora de señalar prematuramente un giro en la política económica.
Además, sigue habiendo cierta distancia entre las distintas opiniones sobre el número de recortes necesarios una vez que se inicie el proceso, con las proyecciones publicadas en junio mostrando una división entre una y dos reducciones este año.
Aunque se descarte la posibilidad de un recorte en julio, un recorte puede ser factible en septiembre.
Los operadores en los mercados de futuros de los fondos federales han descontado totalmente este resultado. Esa reunión será la última antes de las elecciones presidenciales de noviembre, tras las cuales los funcionarios se reunirán dos veces más antes de fin de año. Los participantes en el mercado anticipan al menos dos recortes de un cuarto de punto en 2024.
Entusiasmo en la Fed: Powell se muestra confiado en que la inflación vuelva a la meta de 2%
Durante este último mes, Powell y sus colegas han mantenido que son cada vez más optimistas sobre la tendencia a la baja de la inflación. Dos de las voces más influyentes del FOMC, John Williams, de la Fed de Nueva York, y el gobernador Christopher Waller, apoyaron esa opinión en la semana previa a un ‘apagón' de comunicaciones programado, declarando que el banco central está cada vez "más cerca" de donde quiere estar para recortar las tasas.
La Fed se mueve como un "transatlántico", dijo Julia Coronado, execonomista de la Fed que ahora dirige MacroPolicy Perspectives, lo que significa que, fuera de las crisis, suele evitar giros bruscos en su política. Coronado espera cambios "claros" en la declaración de política monetaria de julio que indiquen que un recorte es inminente.
Lo que está reforzando este argumento es que se está produciendo un significativo cambio en el mercado laboral. Las condiciones de empleo estadounidenses, antes consideradas un acelerador de la inflación, se han suavizado. La contratación sigue siendo sólida, pero los estadounidenses que buscan un nuevo empleo tienen menos oportunidades y son más los que están solicitando beneficios por desempleo. El crecimiento salarial también ha disminuido.
"Por ahora, yo veo que hay más riesgo al alza para el desempleo del que hemos visto en mucho tiempo", dijo Waller en su última comparecencia pública, aunque advirtió de las perspectivas de unos datos de inflación "desiguales" que hacen "más incierta" una reducción de tasas en un futuro próximo.
Para los economistas, la Fed hará solo un recorte de tasas este año
Otra preocupación es que la inflación se quede "atascada" por encima del objetivo, en alrededor del 2,6% o del 2,7%, dijo Michael Strain, el director de estudios de política económica del Instituto Empresarial Estadounidense (AEI), quien aboga en contra de que el banco central baje las tasas en septiembre.
Sin embargo, es importante señalar que la Fed no quiere que el mercado laboral se deteriore aún más. También sostiene que conseguir que la inflación vuelva a su objetivo no tiene por qué causar una pérdida excesiva de empleos.
"Debido a que el mercado laboral era tan resiliente, pensaron que podían darse el lujo de tomarse su tiempo para estar súper-seguros acerca de la inflación", dijo Coronado. "Ese lujo se está desvaneciendo".
El dilema de la Fed: ¿La política monetaria puede haber llegado a un límite?
Jan Hatzius, el economista jefe de Goldman Sachs, ha llegado incluso a afirmar que esperar hasta septiembre aumenta el riesgo de que se produzca el mismo resultado que la Fed está tratando de evitar.
"Si se espera, existe el riesgo, desde el punto de vista económico, de que se produzca un mayor deterioro del mercado laboral", afirmó él.
"Dado lo mucho que han cambiado las cosas -lo mucho que ha bajado la inflación y lo mucho que se ha reequilibrado el mercado laboral-, ¿por qué no seguir adelante y hacer lo que probablemente van a hacer de todos modos?".