Las redes sociales fabrican continuamente contenidos cortos, simples, con un mensaje directo y de una inmediatez que asusta, de tal suerte que el usuario, a golpe de dedo, va pasando de un mensaje a otro, siendo bombardeado con ideas etéreas aderezadas de publicidad a medida. Esa es nuestra realidad, que impregna todas las facetas de nuestro mundo y, obviamente, la política no es una excepción. Sólo así se puede explicar la increíble capacidad del Gobierno, y en particular de su presidente, de una y otra vez 'cambiar de opinión' sin consecuencias, eso sí, por el bien de España. Mensajes que pierden vigencia pasados unos días por muy negativos que sean. En este sentido, la frase más repetida por los asesores...
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