El famoso 'Rey Sol', Luis XIV de Francia, a pesar de pertenecer a la más alta realeza, afirmaba solo haberse bañado en un par de ocasiones a lo largo de toda su vida. Especialmente durante la Edad Media y la Edad Moderna, las gentes eran más bien reacias hacia todo lo que implicase un mínimo de higiene personal.
Y en nuestros tiempos, aunque sigue habiendo personas que son algo descuidadas con su higiene personal, la situación general ha mejorado bastante. Hoy en día tenemos servicios de agua corriente, champú, desodorante (disponible los tres estados posibles de la materia: sólido, líquido y gaseoso), esponjas, perfumes, etc. Pocas son las excusas que puede mantener ya alguien para no bañarse lo suficiente.
Los padres y madres de antes siempre se aseguraban de que los niños 'se lavasen detrás de las orejas' y, aunque esto era una exageración, ya sabían que descuidar partes del cuerpo concretas cuando tomamos una ducha con el tiempo acaba derivando en malos olores y cúmulos de piel muerta. Tampoco cabe olvidar la famosa táctica de 'lavarse como los gatos', también llamada 'ducha estratégica', que no consiste en lamerse a uno mismo de arriba a bajo, sino en usar el jabón solo en zonas concretas.
A pesar de todo, existen ciertas condiciones, enfermedades o estilos de vida y alimentación que provocan que algunas personas que las padecen emitan siempre un mal olor del que no se pueden librar fácilmente. Ni siquiera con varias duchas al día y frotar fuerte con la esponja, y hoy les contaremos el por qué.
Para entender por qué ciertas personas desprenden siempre hoy mal olor, a pesar de que se aseen a menudo y utilicen productos de perfume, es fundamental comprender qué causa el mal olor corporal. Se debe principalmente a sustancias que se producen en la piel, aquí no nos referiremos a problemas gastrointestinales ni de mal aliento.
Como bien explica la web médica de ManualMSD, existen dos tipos de glándulas sudoríparas en la piel: las apocrinas y las ecrinas. Las primeras se especializan en la producción de sebo para proteger y nutrir los folículos pilosos. El segundo tipo de estas células son las que secretan sudor directamente sobre la piel, un mecanismo natural y beneficioso por el que el cuerpo humano consigue regular la temperatura y la concentración de sal.
El mal olor no lo produce el sudor en sí mismo, sino cuando esta secreción natural del cuerpo reacciona químicamente con las bacterias y hongos que habitan sobre la superficie de la piel humana. Cuando el sudor es descompuesto por estos microorganismos, produce un hedor fétido. Al olor corporal excesivo causado por esta descomposición bacteriana se le conoce como 'bromhidrosis'.
Aunque es muy complejo de evitar el mal olor cuando se sufre de 'bromhidrosis', existen ciertas prácticas que pueden ayudar a aliviar o frenar la segregación de estos malos olores y la reacción del sudor con las bacterias cutáneas.