Dejó de ser la Costa Rica donde crecimos cuando llegaron al poder los adalides de la violencia
La ministra de Educación, Anna Katharina Müller, está en lo cierto: Costa Rica dejó de ser el país donde crecimos. Ahora es tierra para la demagogia, la pirotecnia y mucha violencia verbal desde la Casa Presidencial.
Sus palabras de “indignación” las expresó en un video difundido el viernes en la noche tras enfrentar gritos, consignas y un pedido de renuncia de parte de estudiantes el jueves, cuando salió de la cuarta ronda de negociaciones del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y pocas horas después de hacerse acreedora de un voto de censura en la Asamblea Legislativa.
“Vean la violencia con la que se comportan. La falta de valores”, pidió con vehemencia, pero la prioridad de su gobierno ha sido ofender a la sociedad como un todo, poner apodos o acogerlos con regocijo cuando otros los crean, imitar a expresidentes y calificar de animales a los periodistas, instigar a la violencia contra diputados, magistrados, jueces, fiscales, la contralora y la defensora, atacar el Estado de derecho y apartarse de las leyes y de la Constitución.
Anna Katharina Müller quiere eximirse de sus errores; sin embargo, se ha plegado a los designios de un mandato insensible ante los problemas sociales, al grado de ser copartícipe de la mayor reducción del presupuesto para su cartera en los últimos 20 años y ocultar información necesaria para el progreso estudiantil.
Anna Katharina Müller afirma: “Paremos la violencia o este país terminará muy mal”. No obstante, cuando Rodrigo Chaves declara públicamente que “algunas usan su condición de mujer para victimizarse”, incentiva a quienes las golpean, las vilipendian, no pagan pensiones alimentarias y son capaces de asesinarlas.
Anna Katharina Müller hace un llamado a unirnos “todos”: diputados, rectores, funcionarios de Gobierno, padres de familia y la sociedad en general en procura de un cambio profundo. ¡Precisamente lo que la administración Chaves ha rechazado en todo este tiempo! “Yo no quiero tender puentes al infierno ni con filibusteros, prefiero volarlos, prefiero dinamitarlos”, manifestó el mandatario durante la conmemoración de la Batalla de Rivas el año pasado; “esbirros de los rectores” llamó a los estudiantes universitarios el 25 de julio del 2023 en Nicoya.
“Esta no es la Costa Rica en la que queremos vivir”, dijo también la ministra después de lo sucedido cuando iba saliendo del Conare. Si sus palabras son sinceras, debería ser la portadora de ese mensaje ante lo que queda del gabinete, porque a Rodrigo Chaves buena falta le hace entenderlo. Ojalá la escuchen y se pongan en acción. Por primera vez en dos años, la buena educación y el discurso contra la violencia empezarían por casa.
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La autora es editora de Opinión de La Nación.
