Abandonado el realismo social y el costumbrismo marinero, Sorolla convirtió al mar en el protagonista de su obra, captando como nadie la luz y el color de las aguas del Mediterráneo. Así lo demuestran sus numerosas pinturas de las playas de Jávea y de niños bañistas
En 1878, Sorolla ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, una institución clave para su formación con ciertos aires de modernidad gracias a la labor de uno de sus profesores, Gonzalo Salvá Simbor (1845-1923), quien, habiendo estado en París y conocido L’ École de Barbizon, instauró en Valencia el plein air o pintura al aire libre. Fue uno de los primeros que alentó a sus discípulos a salir al campo y trabajar las obras en contacto directo con la naturaleza.]]>