En los últimos años España ha sufrido numerosos incendios forestales que han sido casi imparables. Por ejemplo, en el año 2017 los incendios más desastrosos fueron en Galicia, con 47.000 hectáreas calcinadas y en el Parque Natural de Doñana, con más de 8.000 hectáreas arrasadas. En 2022, el incendio de Sierra de la Culebra, en Zamora, terminó con más de 22.000 hectáreas quemadas y, en 2023, uno de los peores incendios fue en Arafo-Candelaria, Tenerife, con casi 13.600 hectáreas quemadas por el fuego.
Según un informe realizado por la WWF España, el número de incendios forestales “ha experimentado un importante descenso en los últimos 20 años”. De hecho, entre los años 2014 y 2023 los incendios se han reducido un 37% con respecto a la década anterior. Sin embargo, hasta el 95% de los 9.700 incendios que se producen de media al año son provocados por el ser humano. Dentro de este porcentaje, casi el 55% son generados de forma intencionada, mientras que el 23% se producen por negligencias y accidentes.
Mientras que el 2022 fue uno de los años más devastadores de la historia forestal española, con más de 300.000 hectáreas arrasadas por el fuego, el año 2023 tampoco se quedó atrás, ya que fueron 89.000 las hectáreas que fueron quemadas, siendo de así el cuarto peor año a causa de los incendios en la última década.
Sin embargo, las cifras actuales clasifican el 2024 como el séptimo año con menos incendios. Pues, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), en 2024, en los tres primeros meses de este año tan solo han ardido un promedio de 15.553 hectáreas, un 36,4% menos que la media de la última década.
En cuanto al tipo de siniestro, fuentes del MITECO ha informado que, de los 1.169 incendios registrados, 675 han sido conatos. Es decir, fuegos que se extinguieron antes de llegar a quemar una hectárea de superficie. Además, también ha informado que solo han habido dos incendios grandes, siendo algo menor que la media de grandes incendios en los tres primeros meses del año, que se sitúa en tres incendios grandes.
Según fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, esto se debe a tres factores. El primero de estos son “las condiciones meteorológicas”. Las lluvias que ha habido durante la primavera han supuesto “un alivio para afrontar el verano con los terrenos más húmedos”.
El segundo factor es que el Gobierno ha invertido “unos 120 millones de euros” en medios para luchar contra los incendios forestales. Dicha inversión hace que haya disponible en estos momentos “600 efectivos de tierra entre bomberos forestales y personal técnico de apoyo a las brigadas y 60 médicos aéreos”, añaden fuentes del MITECO.
El tercer factor es el Real Decreto-ley 2/2023, de 13 de abril, de Medidas Urgentes sobre Prevención y Extinción de Incendios Forestales, en el cuál se explica, en materia de prevención, que “los planes anuales de prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales se aplicarán de manera continua durante todo el año”. Además de actualizar la forma de organización y actuación en la extinción de los mismos.