La mantenía encerrada en una habitación, sin agua ni aseo, para obligarla a trabajar sin descanso reparando teléfonos móviles. Esas eran las nauseabundas condiciones de una mujer china de 30 años sometida por su propio padre, de 56, a quien la Policía Nacional ha dado caza en un domicilio del distrito de Usera. Los hechos ocurrieron durante la tarde del pasado jueves, cuando la víctima logró contactar con la policía a través de la sala Cimacc-091 para alertar de que llevaba atrapada varios días en el interior de una habitación. La mujer pudo dar cuenta de su difícil situación, gracias, precisamente, al hecho de arreglar los citados terminales. Se cree que pudo habilitar uno de ellos para poder llamar a los agentes. Tras ello, la rápida actuación policial fue fundamental para poner a salvo a la víctima y lograr desbaratar el tenebroso plan de su padre. Una vez los radiopatrullas acudieron al lugar, fue el propio progenitor la persona que les abrió la puerta. Allí, los policías realizaron una serie de gestiones hasta dar con un dormitorio que presentaba cerraduras, tanto en la puerta como en la ventana, donde se encontraba la hija de este hombre en un evidente estado de nerviosismo. Presentaba, además, lesiones en la cara, lo que hacía más evidente el peligro al que estaba sometida y el riesgo de sufrir daños mayores. Por si fuera poco, los uniformados comprobaron que en el interior del habitáculo había un orinal para que pudiera hacer sus necesidades, agudizando más si cabe las condiciones insalubres de la estancia. La mujer tampoco tenía agua ni acceso a ella. Según lo relatado a sus particulares ángeles de la guarda, no era la primera vez que el ahora arrestado la encerraba por períodos más largos de tiempo obligándola a realizar trabajos de reparación de teléfonos. Un conjunto de tenebrosos hechos por los que este hombre fue detenido como presunto responsable de los delitos de malos tratos en el ámbito familiar y detención ilegal. Tras ser trasladado a dependencias policiales, ya ha sido puesto a disposición de la autoridad judicial competente. El año pasado, la Policía Nacional ya liberó a otra mujer que durante cuatro días estuvo retenida por su expareja en una vivienda del distrito de Barajas. En aquel caso, fue la hermana de la víctima la que alertó tras llevar tiempo sin saber de ella, ya que tenía conocimiento de la situación de malos tratos que estaba sufriendo. Los agentes observaron que el inmueble tenía varias ventanas tapadas y en el interior dos puertas clausuradas con candados. Dentro, en una de esas habitaciones, localizaron a la afectada con un cuadro clínico muy similar a la actual: muy nerviosa, atemorizada y con hematomas por distintas partes del cuerpo. Tras ser liberada, los servicios de emergencia la asistieron a causa de las lesiones que presentaba. Su captor acabó detenido como presunto autor de los delitos de malos tratos, quebrantamiento de condena y un delito de detención ilegal pasando posteriormente a disposición judicial e ingresando en prisión.
