A sus
39 años, sin tener ya nada que demostrar nadie, sin tener por qué jugarse el tipo,
LeBron James, probó de nuevo que su eterna juventud -también en el juego FIBA-, es literal e intocable. Con 11 de sus 20 puntos en el último cuarto,
The King se sublevó en una rebelión de aires juveniles para salvar el herido orgullo americano del
Team USA contra precisamente la selección que lo dejó profundamente tocado el año pasado, la campeona del mundo y competitiva Alemania (92-88).
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