La humanidad intentó encontrar una respuesta al misterio de la creación del Universo desde tiempos inmemoriales. Desde las antiguas cosmovisiones hasta las complejas teorías científicas, la búsqueda por comprender el origen y la evolución de nuestro cosmos fue una constante en el esfuerzo intelectual humano.
La teoría del Big Bang, con sus distintas variantes, se convirtió en el modelo predominante para describir la evolución del cosmos, desde su nacimiento hasta su estado actual. Sin embargo, aún quedan muchas preguntas sin responder.
En un reciente artículo de opinión publicado en la revista Scientific American, Avi Loeb, catedrático de la Universidad de Harvard, presentó una nueva alternativa a este misterio sin resolver.
Avi Loeb explora una posibilidad distinta a la de la teoría del Big Bang. Este científico planteó la idea de que el universo pudo haber sido creado en el laboratorio de una civilización tecnológica avanzada.
"Dado que nuestro universo tiene una geometría plana con una energía neta cero, una civilización avanzada podría haber desarrollado una tecnología que creara un 'universo bebé' de la nada a través del túnel cuántico", explicó el científico.
Esta posible historia de origen unifica la noción religiosa de un creador con la noción secular de la gravedad cuántica. No poseemos una teoría predictiva que combine los dos pilares de la física moderna: la mecánica cuántica y la gravedad. Pero una civilización más avanzada podría haber logrado esta hazaña y dominado la tecnología de crear "universos bebés".
Loeb indicó que somos una civilización tecnológica de bajo nivel, clasificada como clase C en la escala cósmica, ya que somos incapaces de recrear ni siquiera las condiciones habitables de nuestro planeta para cuando el sol muera.
El investigador también analizó la posibilidad de ser etiquetados como clase D, ya que estamos destruyendo descuidadamente el hábitat natural en la Tierra a través del cambio climático, impulsado por nuestras tecnologías.
Por otro lado, una civilización de clase B podría ajustar las condiciones de su entorno inmediato para ser independiente de su estrella anfitriona. Y una civilización clasificada como clase A podría recrear las condiciones cósmicas que dieron lugar a su existencia, es decir, producir un universo bebé en un laboratorio.
El científico finaliza su artículo explicando que admitir que nuestra civilización no es particularmente la más inteligente, no debería humillarnos. En todo caso, debemos permitirnos mirar humildemente a través de nuevos telescopios. "De lo contrario, es posible que nuestro viaje del ego no termine bien, de manera similar a la experiencia de los dinosaurios, que dominaron la Tierra hasta que un objeto del espacio empañó su ilusión."
No es la primera vez que Avi Loeb revoluciona las teorías existentes con sus propuestas exóticas. Durante su trayectoria como presidente del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, desarrolló varias investigaciones que no pudieron pasar por alto.
Entre ellas destacan:
Además, el reconocido catedrático es autor del exitoso libro "Extraterrestre: El primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra", donde concluyó la posibilidad de que el objeto interestelar "Oumuamua", en realidad es una sonda artificial.