Firmada por el PSOE, Sumar y Coalición Canaria, la proposición de ley para reformar la ley de Extranjería y establecer criterios obligatorios en el reparto de menores no acompañados vuelve mañana a poner de manifiesto la debilidad parlamentaria del Gobierno , que en los últimos días había tratado de involucrar en este proyecto legislativo a un PP que ya se ha desmarcado de cualquier acuerdo. Tras prometer a sus socios catalanes la gestión territorial y a la carta de la inmigración, el PP fue el clavo ardiendo al que, como en otras ocasiones, se había agarrado el Ejecutivo en una cuestión que considera de Estado, el mismo Estado del que, sin embargo, se empeña en excluir a una derecha a la que sitúa al otro lado de su muro ideológico. Las palabras de ayer de la portavoz socialista –tachando de cruel, inhumano y corrupto al PP– no se compadecen con la retórica parlamentaria a la que el PSOE recurre cuando necesita improvisar mayorías alternativas y sobrevivir a sus propias contradicciones.