Tras 50 años en la política estadounidense y después de semanas de presión por parte de los suyos para hacerse a un lado, Joe Biden (81 años) anunció este domingo que no seguirá luchando por su reelección. Llegó a Washington como el senador más joven y ha tirado demasiado de la cuerda, hasta el punto de que se va cediendo a las preocupaciones (y fuerte presiones) de su partido sobre su capacidad de resistir un mandato más.
Biden comenzó a buscar la presidencia hace tres décadas, pero no la consiguió hasta el 2021, azotado por una pandemia que le había dejado un país complicado y tremendamente polarizado.
Abandona ahora la carrera cuatro meses antes de que los votantes vayan a las urnas el próximo 5 de noviembre, y lo hace acorralado y siendo el primer presidente en funciones desde Lyndon B. Johnson (hace 56 años) que se retira y no busca la reelección. Biden pasará a la historia como el presidente que solo tuvo un mandato. Todo después de una exitosa carrera tras pasar 36 años como senador estadounidense por Delaware y ocho más como vicepresidente al lado de Barack Obama. En ese tiempo la experiencia acumulada no tiene parangón en ninguno de los sucesores que ahora pueda ocupar su puesto.
Cabe recordar que Biden rechazó ser vicepresidente con Obama, pero fue el joven senador de Illinois el que le pidió que debatiera la decisión con su familia, la misma que le ha llevado a forzar ahora hasta el final, cuando ya pocos creían que este veterano político fuera capaz de mantener la Casa Blanca frente a Trump.
Según destacaba recientemente «The Times», la histórica carrera de Biden estuvo marcada por «un sentimiento de baja estima». Biden, un hijo rudo de Pensilvania con un impedimento del habla, que se enfrentó a «una clase en Washington que solo se burlaba de él, donantes demócratas que dudaban de él y unos medios de comunicación que nunca le dieron una oportunidad justa».
Un trabajador incansable quien, tras graduarse de la facultad de derecho, a los 27 años, consiguió un escaño de distrito en el consejo del condado de New Castle en Delaware. Dos años más tarde, en 1972, se convirtió en uno de los senadores más jóvenes de la historia de Estados Unidos cuando derrotó al titular republicano Caleb Boggs. Tal y como recuerda «The Times», semanas después de la victoria, la esposa de Biden, Neilia, y su hija de 13 meses, Naomi, murieron en un accidente automovilístico. Se resistió a las recomendaciones de compañeros que le pidieron que se hiciera a un lado y terminó prestando juramento en el hospital donde sus hijos fueron atendidos por heridas leves. Continuaría así siendo representante de Delaware en el Senado durante 36 años hasta su partida en 2009.
La periodista Josie Ensor apunta que «se ganó el apodo de Amtrack Joe por sus días como padre viudo y viajaba en tren todas las noches desde Washington a la casa de su familia». Biden se casó años más tarde con Jill Jacobs con la que años más tarde tendrían a su hija en común Ashley.
Con los años, Joe Biden fue ganando influencia en el Senado, y llegó a convertirse en el principal demócrata del comité judicial y años más tarde ocupó el cargo de presidente del comité de relaciones exteriores de la Cámara Alta.Tomó entonces una decisión errónea que le marcaría de por vida: votó a favor de invadir Irak.
Y en 2009, de la mano de un gran amigo y admirador, llegó a la vicepresidencia de Estados Unidos durante los dos mandatos de Barack Obama, un fiel amigo que ahora ha sido también parte fundamental en la decisión de abandonar la carrera presidencial para su reelección.
Una imponente trayectoria política que ha quedado ahora empañada por una campaña de reelección marcada por sus lapsus, equivocaciones y evidente declive.
Esta semana, Biden se dirigirá a los estadounidenses para explicarles con detalles el motivo de su renuncia. Una marcha que tanto políticos como ciudadanos demócratas venían reclamando desde hace semanas, cuando en el cara a cara con Donald Trump se evidenció que aquel era el final. Su tiempo en la política había acabado.