La creencia de Manuel Amador , torero e hijo de torero, criado en una familia en la que el toro ha sido el centro de su universo, es que «este mundo es desconocido para mucha gente. Antiguamente no había tanto alarmismo. Ahora se habla de toros y parece algo extraño; se pone una barrera por delante. Recuerdo que antes la gente iba, por ejemplo, a espectáculos como el bombero torero y lo miraba dentro de una normalidad. El problema radica en que no hay esa educación taurina. Y si a eso sumamos que la televisión pública tampoco ayuda... pero la grandeza del toreo es inmensa, con millones de personas que lo aman; sólo hay que asomarse a la última Feria de San Isidro». Amador lamenta también que «podría haber más unión en el sector. Ocurre que los antis son menos que nosotros, pero se hacen oír y a nosotros, siendo muchos, nos cuesta». Empresario de varias plazas, entre ellas la de Albacete, la más importante de Castilla-La Mancha, además de impulsor del certamen 'Promesas de Nuestra Tierra', que a lo largo de nueve ediciones ha puesto a funcionar a unos cuantos novilleros sin caballos, reconoce que resulta «milagroso que salgan adelante estos espectáculos, que son muy caros y tienen cero ayudas». Aun así, la de Albacete es una de las ferias con mejor salud de España, con diez días seguidos de toros, siempre del 8 al 17 de septiembre. «No es nada fácil. Puede ser flor de un día que la plaza se llene, pero la gente cada vez tiene más ocio para elegir y como no hagas las cosas bien es imposible. Hay que estar dedicado en cuerpo y alma y ser capaz de conocer lo que quiere la gente de cada sitio para motivarla y que siga yendo», afirma. La fórmula del éxito pasa por el toro serio y «la combinación de figuras, novedades y toreros de la tierra». Y el 'Promesas de Nuestra Tierra', con ocho novilladas en «plazas de solera», anda plenamente «consolidado». El pasado fin de semana se celebró la primera semifinal del certamen en Manzanares, el siguiente será la segunda en Añover de Tajo y el 3 de agosto está prevista la final en Bargas. «Algunos de los nombres que han sido triunfadores otros años son Víctor Hernández, Tomás Rufo, Álvaro Alarcón o Alejandro Peñaranda », destaca Amador, para quien «luego es una ilusión tremenda ver anunciados en las ferias de categoría a esos chavales que empezaron aquí». José Miguel Martín de Blas , la voz de los toros en Castilla-La Mancha Media, viene observando, ya desde antes de la pandemia del coronavirus, «una mayor afluencia de público y, sobre todo, de público joven» en las plazas. «Creo que es clarísimo», remarca. «Los más jóvenes manifiestan su afición sin ningún tipo de complejo. Cuando termina el festejo vemos esas imágenes de la gente en el ruedo para tocar a los toreros, para estar cerca de ellos, lo que habla muy bien del momento de afición que existe», añade. Aunque «todavía es pronto para determinar el número total de festejos» y se sigue «trabajando en cerrar el calendario», la televisión pública regional rondará las cifras de otras temporadas: unas 70 retransmisiones. Quiere decirse que, de marzo a octubre, muy pocos son los fines de semana en los que no hay toros en directo. Y los telespectadores bien que lo agradecen, con una audiencia media del 10,8%, muy por encima del 6,4% que registra la cadena. El menú, además, sobresale por «la variedad que la actualidad nos ofrece: corridas, novilladas con caballos, sin caballos, rejones...». Todo cabe, incluso concursos de recortes y hasta los encierros de Guadalajara. El periodista lleva en sus redes sociales la cuenta de las retransmisiones taurinas en la televisión de Castilla-La Mancha, que ya asciende a 1.245 desde aquella primera vez en una final de escuelas taurinas en Tobarra en 2002. «La clase política conoce muy bien su tierra y tiene identificados los gustos, las tradiciones y la cultura que hay aquí», afirma sobre el apoyo al sector, algo que tanto echan de menos en otras comunidades autónomas y también a nivel nacional. Considera Martín de Blas que el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, «por mucho cargo que ostente, pretende imponer su gusto personal al resto» al anunciar que suprime el Premio Nacional de Tauromaquia. Y «en el fondo hace un favor a la tauromaquia porque delata el afán intervencionista y la evidencia de que el único gasto en los Presupuestos Generales del Estado son los 30.000 euros del Premio Nacional». Pedro Rufo , novillero sin picadores de 21 años, expone ilusionado que «voy a torear bastante este verano, la verdad». Debutó de luces en la plaza madrileña de Vistalegre en febrero y desde entonces ha estado en ruta por Sonseca, Villamanta, Albacete, Alicante, Talavera de la Reina, Sevilla o Yepes. No tiene apoderado y los festejos surgen a través de la Escuela Taurina de Toledo, cuyo director es el contrastado matador Eugenio de Mora. «Tengo la suerte de que están contando conmigo y ojalá dé la cara en todos los sitios. Seguramente, voy a pasar de los 30 festejos. Tengo que aprovecharlo», declara. Y añade: «El Gobierno nos está fastidiando todo lo que puede, pero toreé en Alicante y había 5.000 personas en una clase práctica. En Sevilla, más de lo mismo. Cada vez va más gente joven a los toros, así que para mí la situación es buena».