Menos es más. Es cierto que en
verano el cuerpo parece pedirnos que nos armemos de colores y estampados llamativos con los que igualar la energía que desprende el buen tiempo y el sol, pero eso no significa que tengamos que desterrar al fondo del armario todo lo que no sean rosas, amarillos o verdes.
El blanco también tiene cabida, y mucha, en nuestro día a día y si lo combinamos en sus formas más clásicas el éxito está asegurado.
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