Chucho Valdés convirtió el escenario del Festival de Jazz de Vitoria en el mismo Buena Vista Social Club cubano, en una noche inolvidable de ritmos y fusiones para conmemorar el cincuenta aniversario de su banda, Irakere. ‘Juana 1600’ abrió el espectáculo musical en el que la mítica banda estuvo representada por algunos de los músicos que la componen o incluso de los hijos de los que la compusieron, incluso del propio Chucho Valdés, encargado de la percusión.
Cuba se trasladó a Vitoria, aunque también hubo momentos clásicos como el particular ‘Mozart a la cubana’. Un tema que se estiró hasta los diez minutos y que demostró por sí solo por qué a Chucho se le caen los Grammy de los bolsillos. Este arreglista, compositor y creador de infinidad de temas que han inspirado a numerosos músicos cubanos, dominó la escena como nadie junto a las teclas de su piano y con una banda de diez miembros, que encajaban como un puzzle.
Fue una fusión constante y contagiosa, con ritmos y estilos que recorrieron un concierto que quedará en la retina del festival. El recital de percusión en ‘Congodanza’ con Roberto Jr. Vizcaíno y Horacio Hernández fue sublime y ‘Bacalao con pan’ puso el broche a una noche inolvidable para terminar levantando de su asiento al público que abarrotó Mendizorroza.
Antes, Yilian Cañizares inundó con su sonrisa el escenario y desde la primera nota expuso lo que fue una declaración de intenciones sobre el viaje que iba a emprende la audiencia. El ritmo africano abrió la tarde para discurrir en un paseo conmovedor por las raíces de un trío magnífico, que demostró una inmensa complicidad sobre las tablas. ‘Habanera’ fue un cúmulo de sentimientos hasta llegar a un éxtasis musical extraordinario con grandes combinaciones de sonidos. Esta virtuosa, paradigma de la nueva generación de músicos cubanos, dominó su violín con o sin arco e invitó al público a cantar con ella en varias ocasiones. La dulzura de ‘Plumas en el viento’ dibujó un manto de paz en el recinto, mientras que los amantes del jazz no quitaban ojo a la artista cubana, reina de una fusión con muy buen gusto.
El mozambiqueño Childo Tomas aportó el carácter y una calidad bárbara con la guitarra y el bajo, mientras que Ernesttico Rodríguez esperaba su momento para demostrar su manejo de la percusión. Yilian Cañizares se despidió con ‘Yemayá’ no sin antes recordar a Chucho Valdés, al que precedió en el Festival. “Somos el problema y somos la solución de este planeta”, subrayó sobre la humanidad, antes de cerrar un concierto con mensaje y con varios gestos reivindicativos.
Por otro lado, el Teatro Principal cerró el telón con el pianista y compositor Baptiste Trotignon, que con ‘Brexit Music’ rindió homenaje a iconos de la música pop del Reino Unido y mostró sus sonidos más eclécticos. Este domingo el argentino Trueno pondrá fin a la 47 edición del Festival de Jazz de Vitoria con su cuarto disco, en el que recorre la historia del hip hop. Antes, el rap también se fusionará con el jazz con el grupo local WRTH.