Meterse en la piel del exwaterpolista
Manel Estiarte en la película ‘
42 segundos’ cambió la perspectiva personal de
Álvaro Cervantes hacia los deportistas profesionales. “Fue un trabajo muy exigente. Tuve que alternar entrenamientos de waterpolo con el trabajo físico para lograr llegar al objetivo, que era parecer un jugador de élite de aquella época, que nada tiene que ver con los cuerpos actuales”, explica a MD. “Fueron 5 meses entrenando y, a pequeña escala, me convertí en un deportista”.
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