Lo de retorcer las leyes se ha convertido en una preocupante costumbre del Gobier no de Pedro Sánchez para adecuar la realidad al relato convencido de que lo segundo es ahora lo primero. Enfurruñado por la decisión del grupo húngaro Magyar Vagon de lanzar una opa sobre la muy patria Talgo, el Gobierno del muro se ha propuesto levantar un ídem entre comprador y comprado para marcar territorio, como quien pone el bolso y el móvil sobre la única mesa libre del bar mientras se pone el último de la cola. «Agárrame el cubata que a estos los freno yo como me llamo Óscar». Así nos imaginamos al responsable de ferrocarriles cortando por las bravas lo que bien precisaría de...
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