Entre las cosas más difíciles del mundo hay una que está fuera de concurso y es intentar imprimir un folio en Chamberí . Es algo sencillamente imposible, y eso que durante más de una hora recorrí cinco o seis lugares en los que supuestamente deberían hacerlo rápidamente. Fue inútil y no logré más que el fracaso. Debo decir que esa hora fue, posiblemente, la peor de mi vida porque a la derrota que conlleva no poder imprimir un discurso y tener que leerlo en la pantalla del móvil, descubriendo a la vez que el público una incipiente y desconocida presbicia, se une el lento deambular bajo un sol repugnante, a cuarenta grados, perdida ya la esperanza, las constantes vitales y...
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