Un impresionante puente se erige como un ícono de la ingeniería en Sudamérica, uniendo dos naciones y facilitando el comercio y la interacción entre ellas. Este puente no solo destaca por su tamaño, sino también por su historia y el papel crucial que juega en la región.
Diseñado con materiales locales y financiado por el gobierno, esta maravilla arquitectónica ha evolucionado desde su inauguración, transformándose en un corredor vital que diariamente soporta un tráfico masivo. Descubre cómo esta construcción ha impactado tanto en lo social como en lo ambiental.
El Puente de la Amistad es una impresionante obra de ingeniería inaugurada en 1965 que conecta a Brasil y Paraguay. Con una longitud de 552.4 metros y un arco de 303 metros, fue el puente de arco más grande del mundo hasta que el Puente de Gladesville en Australia lo superó.
Esta estructura no solo facilitó el comercio y la movilidad entre los dos países de Sudamérica, sino que también se convirtió en un símbolo de cooperación binacional. Fue financiado por el Gobierno de Brasil y construido con materiales brasileños, pues todo el material metálico que se utilizó para construirlo provino de dos ciudades brasileras: San Pablo y Río de Janeiro. Algunos de los materiales utilizados fueron:
Cuando se inauguró, el puente inicialmente soportó el paso de 100 vehículos diarios, cifra que ha aumentado a más de 40.000 actualmente. Su construcción tuvo un impacto significativo en la región, generando trabajo para más de mil hombres, pero también incluyó la deforestación.
Para la construcción del Puente de la Amistad, se deforestaron 14 hectáreas de selva virgen de la región y se realizaron 193.000 metros cuadrados de terraplenes. Todos esos árboles nunca fueron replantados.