El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont no quiere dejar morir al Consell per la República, el instrumento que ideó a modo de «Generalitat paralela» para lograr la independencia de Cataluña y sortear cualquier bloqueo del Estado con una aplicación del artículo 155 de la Constitución. Sin embargo, ese instrumento, como todo el «procés», ha ido perdiendo fuelle en los últimos años y ya prácticamente languidece.
Puigdemont no se resigna y quiere reflotarlo: de hecho, este mismo sábado, ha asegurado que el acompañamiento del Consell de la República, que él mismo encabeza, es «imprescindible» en su regreso a Cataluña, durante su intervención en el pleno del Consell a puerta cerrada en Elne (Francia).
Puigdemont ha concluido la reunión del CdRep con un discurso sobre su retorno y los posibles escenarios en los que puede derivar, tratando la posibilidad de su detención y cómo la afrontará de ser el caso, según un comunicado. Ha afirmado que, pase lo que pase, «el objetivo de la institución republicana no cambiará» y ha recalcado cuál tiene que ser el papel de los Consells Locals.
El CdRep se ha reunido para presentar su «plan de gobierno» definitivo hasta el año 2026 y votó para ratificar los miembros de la Sindicatura Electoral, la creación de grupos de trabajo y la designación de los miembros de la comisión mixta.
Asimismo, el vicepresidente del CdRep y eurodiputado electo de Junts, Toni Comín, ha detallado los seis objetivos generales de la estrategia política que «tienen que servir para estar a punto para el día de mañana».
Entre ellos, se encuentran fortalecer la estructura territorial del CdRep, aumentar la base de registrados e «internacionalizar la causa catalana», entre otros.
La asamblea tuvo lugar en plena polémica por las acusaciones del exgerente de CatGlobal -paraguas legal del CdRep en Bélgica-, Sergi Miquel, contra Comín de haber cargado gastos personales a la entidad, algo que éste niega y enmarca en un ánimo de vengaza contra su persona.
