Hace 30 años, España le abrió las puertas para venir a cantar en sus escenarios y, tantos años después, se las sigue abriendo de par en par. « Carlos Vives no fue exitoso en España por un fenómeno de mercadeo, sino porque trajo las raíces que nos descubrieron», señala el cantante. A principios de mes, Carlos Vives regresaba a España con su gira 'El Rock de Mi Pueblo Vive'. Tras pasar por Sevilla y Mallorca, el colombiano ha aterrizado con sus ritmos en Madrid para poner a bailar a todos sus fans. En su camerino del WiZink Center, ABC ha podido conversar con él antes de su concierto, donde su música «ayuda a reconocernos más entre colombianos e hispanoamericanos», afirma con seguridad. El primer colombiano en ganar un Premio Grammy y otros casi veinte Grammy Latinos reconoce orgulloso no haber «cambiado nada» en tres décadas y, sin embargo, lo cambió todo en la industria y elevó su carrera a «otra dimensión». El vallenato tradicional daba lo que podía dar hasta que lo adoptó un joven que cantaba en bares y lo vistió de moderno para abrirle el camino a lo inexplorado y lo incierto. «Me alegro de haber sido ese rebelde que escogió un camino que no estaba hecho y había que construirlo, que tiene que ver con mi identidad y me hizo sentir un artista más útil», declara el colombiano. Para él, su éxito no vino avalado por la industria, sino por el arrojo de avanzar a contracorriente de la misma. «La industria me decía: 'eso no va a pasar, el exitoso es Julio Iglesias ', pero yo también tenía una edad para pensar si lo que quería era la fama o ser original», confiesa el cantante. La espalda del mercado musical provocó que Carlos Vives no soñase ni aspirase a que le «trajeran para España, ni que me llevaran para México ni para Argentina» y, de repente, llegaron los fans, entre los que se encuentran colombianos que tuvieron que dejar el país, y todo lo bueno le comenzó a pasar. De lo que tuvo que hacer frente tampoco puede olvidarse Vives: «Si uno quería ser colombiano tenía que mirar hacia atrás y yo dije que no, iba a hacer modernidad con mis raíces. Asumir una colombianidad fue muy difícil hace 30 años, porque cuando viajaba por todo el mundo con mi pasaporte colombiano me salvaba que llevaba una guitarra», afirma. Carlos Vives también vivió un momento complicado cuando pasó ocho años fuera de la industria , aunque siguió trabajando en Bogotá, y sintió que en su vida «hubo un vacío». Este 2024, La Academia Latina de la Grabación le ha nombrado Persona del Año, un galardón que emocionó a su familia y que no entraba en su pensamiento. «Son muchos artistas y mucha gente buena. Que este año salgan a cantar mis canciones en la celebración de los Grammy es algo muy hermoso», reconoce el colombiano. Cuando empezó a ganar premios hubo un sentimiento de humildad en él por el que creía no merecerlos. «Yo le he encontrado el valor a eso porque hace que me acuerde de mis viejos y me sienta parte de los artistas que me enseñaron a soñar con esto. Nadie tiene la vida fácil en esto, es un mercado muy competitivo donde hay mucho humo», se ha sincerado. Además de ser un referente en la música, Vives puede presumir de ser padre de artistas en todos los sentidos. Sus hijos Pedro y Elena , fruto de su matrimonio con Claudia Elena , también siguen sus pasos en la música: él toca la batería y produce con un ordenador y ella canta, toca el piano y escribe. «Mis hijos se van a encontrar la vida que quieren. Yo como padre quiero que ellos quieran y entiendan a Colombia y que rompamos el ciclo de enseñarle a nuestros hijos que el que triunfa es el que se va» sostiene Vives, quien también ha dado a luz a toda una generación de artistas como Camilo o Sebastián Yatra que beben de su influencia. «Los jóvenes me han hecho aprender mucho y eso me da kilometraje, ganas e inspiración», expresa. El cantante no ha podido evitar comparar su carrera con la de ellos. «Yo antes hacía un disco y pasaba uno o dos años vendiendo el disco y cantándolo. Ahora todos los meses hacen canciones». Sin embargo, Carlos Vives se muestra emocionado de haber corrido otra suerte en el mundo de la música. «Es una industria de compraventa y yo empecé a hacerme una marca antes de que explotara masivamente. Nosotros cambiamos cuando todo estaba cambiando», reconoce el colombiano. En sus compañeros artistas también encuentra una buena herencia en la que no puede dejar de fijarse: «Con mi camino nació una generación que me sustenta. La juventud viene más conectada con el mundo y ahora estoy aprendiendo de ellos».
