La irlandesa Ryanair, la estadounidense Frontier Airlines, la holandesa KLM, la portuguesa TAP, las españolas Iberia y Vueling, la alemana Eurowings, la singapurense Singapore Airlines, la filipina Cebu Pacific o la malasia AirAsia... Estas son sólo algunas de las aerolíneas de todo el mundo que han visto interrumpida su operativa en plenas vacaciones de verano por el fallo sufrido en los sistemas de Microsoft a raíz de una actualización defectuosa de la plataforma de seguridad informática CrowdStrike, que está provocando incidencias en empresas de todo el planeta desde esta pasada noche.
El sector aéreo mundial está patas arriba. Además de las aerolíneas, los gestores aeroportuarios como Aena también están sufriendo alternaciones en sus sistemas, sobre todo en los puntos de facturación y de información al cliente. El caos ha obligado a los trabajadores de aeropuertos como Barajas y El Prat a expedir los billetes a mano y a informar por megafonía de los retrasos y cancelaciones al dejar de funcionar las pantallas. Las incidencias se extienden también a hospitales, transportes públicos, bancos e incluso ministerios.
Los pasajeros afectados no tienen derecho a indemnización al tratarse de un caso por fuerza mayor, aunque las aerolíneas sí están obligadas a reembolsar el precio del billete o a reubicar a los viajeros, así como a proporcionarles comida, alojamiento en un hotel si lo necesitan y a cubrir el transporte hasta el hotel. Pero ¿qué ocurre con las aerolíneas y otras empresas que tienen que hacer frente a perjuicios económicos causados por el fallo de Microsoft? ¿Tienen derecho a ser indemnizadas? Gerardo Ruiz, abogado de Legálitas, aclara esta cuestión en declaraciones a LA RAZÓN.
Las empresas sí que pueden reclamar a Microsoft una indemnización por daños y perjuicios, pero que el gigante tecnológico acabe teniendo que compensar a las compañías afectadas dependerá de si la situación ha sido provocada por algún tipo de negligencia o irregularidad. Si la circunstancia fue absolutamente sobrevenida, lo que se conoce como fuerza mayor, esto exoneraría de responsabilidad a Microsoft contra terceros, es decir, aerolíneas, gestores aeroportuarios, bancos, hospitales, administraciones y usuarios particulares afectados. Porque sí, aunque las aerolíneas se pueden escudar en la fuerza mayor para no indemnizar a sus pasajeros, estos podrían presentar una reclamación contra Microsoft para exigir una compensación por cualquier tipo de daño o perjuicio demostrable.
Además, el abogado de Legálitas señala que, aunque el fallo ha sido provocado por la actualización de un producto de un proveedor de Microsoft, es la compañía tecnológica fundada por Bill Gates y Pail Allen la que tiene que asumir la responsabilidad, con independencia de que luego esta reclame a CrowdStrike. Por ello, advierte de que el fallo traerá una amplia cola de reclamaciones y que aún es prematuro determinar cómo se acabarán resolviendo.
El fallo sufrido en los sistemas de Microsoft se debe a una actualización defectuosa de la plataforma de seguridad informática CrowdStrike, una firma de ciberseguridad especializada en la protección para el endpoint (equipos situados en el extremo de un canal de comunicación y que se conectan a la red) en el contexto de la tecnología en la nube, con el objetivo de detener las brechas de seguridad.
Ha sido una actualización de uno de sus principales productos, Falcon la que ha provocados fallos en los alojamientos de Windows relacionados con Falcon Sensor, el agente en el que se implementan en el terminal las distintas soluciones de seguridad. Esto ha llevado a que numerosos equipos informáticos de todo el mundo mostraran la conocida como "pantalla azul de la muerte". Se trata de una forma de notificar un error en Windows, que muestra, como su nombre indica, la pantalla en color azul, y una breve indicación del problema que se ha detectado y que impide que el equipo funcione correctamente
