Uno es puro instinto y el otro es puro cerebro. Uno es la frenética y potente velocidad andante y el otro la pausada e infalible mente pensante. No puede haber
dos MVP más antagónicos -por lo menos en la historia reciente de la NBA-, que
Russell Westbrook y
Nikola Jokic, el punto y la “i” en apariencia -un base de 1,93 y un pívot de 2,11-, dos maneras diametralmente opuestas de interpretar y ejecutar el baloncesto.
Seguir leyendo...