Cargar tus cristales es fundamental para mantener su potencia energética.
Cargar nuestras piedras preciosas es una práctica esencial para aprovechar al máximo sus propiedades energéticas. Entender cómo cargar y por qué hacerlo es algo fundamental para tenerlas en su máxima potencia.
A continuación, te explicamos 4 maneras sencillas de cargar tus piedras preciosas. Esto va a asegurarte que tus gemas siempre estén listas para potenciar sus propiedades energéticas y tu bienestar.
Según el sitio web Conscious Items, una de las técnicas más poderosas para cargar tus piedras preciosas es mediante un baño de sonido.
Al colocar los cristales cerca de un cuenco tibetano, un gong u otro instrumento musical, las vibraciones emitidas penetran profundamente en los cristales. Esto disipa la energía negativa acumulada y los revitaliza con energía positiva.
Este proceso limpia las piedras de influencias no deseadas, como también las sintoniza con las vibraciones que mejor apoyan tus intenciones y propósitos espirituales o energéticos.
Otro método recomendado por Conscious Items es la suave luz de la luna. Desde tiempos antiguos, se considera a la luna un símbolo de magia y misterio, lo que la vuelve ideal para cargar cristales utilizados en manifestaciones.
Para cargar tus cristales bajo la luz de la luna podés seguir estos pasos:
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La técnica de quemar hierbas o incienso es una forma efectiva de cargar tus cristales. La difuminación de salvia o pasar el cristal a través del humo de una vara de salvia encendida permite purificar todo lo que no contribuye a tu bienestar, lo que abre paso a una energía más fresca y vibrante.
Podés optar por utilizar:
Lo ideal es que produzcan humo. Además, es importante tener en cuenta que cada una de estas opciones carga tus cristales con las propiedades específicas de cada hierba.
Este método es ideal para piedras duras como el cuarzo claro y el citrino, que tienen superficies planas o muchos recovecos. Un buen baño con agua corriente es sencillo, pero muy eficaz para revitalizar tus cristales.
Los cristales, formados durante milenios en las profundidades de la Tierra, absorben energía durante su viaje hacia nosotros.
Esta energía, tanto positiva como negativa, puede afectar su eficacia. Por esta razón, la limpieza energética se vuelve fundamental.