La pelota es un abrazo que nadie puede quitar. La pelota es un sueño que a muchos nos desvela. El béisbol es una esencia más allá de bolas y strike o carreras. La pelota es un patrimonio único y motivador.
Hoy otra vez unió corazones, detuvo el tiempo, atrapó jugadas y ofreció matices diferentes a un resultado que más que un juego o un pase a la discusión del título, trajo la alegría convertida en aroma de tabaco o envuelta en la melena de un león.
Foto: Dayam González
No había bando azul o verde cuando Arencibia facturó el último out del juego. Quedaron en pausa las ausencias, pasaron a otra dimensión las necesidades. La pelota volvió a dibujar la alegría y pasión de un país por un juego, un simple juego para algunos, pero para otros, es la vida.
Foto: Dayam González
Hoy brilló la disciplina, el colorido, la fraternidad, el amor a Dios, a Pinar del Río y Cuba. Hoy el diamante beisbolero fue un hervidero de jugadas, acciones, tácticas, estrategias y batazos. Hoy más que el pase anhelado a la discusión del título, se logró la mayor concurrencia de los últimos 20 años en el estadio.
Foto: Dayam González
Carmona reconoció a Alexander, agradeció a Pinar. Yamile vino de lejos para no perderse el momento, Chicho picó su kake, Alexander agradeció desde el cielo a su madre y bendijo al mítico Alfonso por acompañarlo. Urquiola padre, adelantó el pasaje de Panamá y reconoció que su hijo lo está superando. Alexei logró parte de su sueño...poder discutir un título de Cuba, ser campeón.
Foto: Dayam González
Cada uno de ellos hoy fue feliz, incluso los derrotados. ¿Se puede ser feliz en la derrota? Pavel Hernández puede serlo, lanzó tremenda pelota, llegó y se incorporó con los suyos. Acevedo puso el extra, Roberto Álvarez le pegó duro a la Bola. Carmona protestó lo que merecía. Todos hicieron el papel. Pero en la pelota como en la vida misma tiene que haber ganadores y derrotados.
Foto: Dayam González
Fue una jornada de pueblo, jolgorio y fiesta. Ha ganado Pinar, son los primeros finalistas. Pero más que todo ganó Cuba, ganó la pelota, esa que más que todo, siempre será un abrazo. Un abrazo hasta el infinito.
Foto: Dayam González
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