Trump ha reaparecido en la Convención Republicana como un héroe nacional. ¿Puede el atentado aumentar la polarización en Estados Unidos?
Aunque existe una preocupación legítima sobre la posibilidad de violencia política en el resto de la campaña presidencial en Estados Unidos, existe también un consenso de que no se pueden permitir otros ataques contra candidatos electorales. Por un lado, los líderes demócratas y republicanos han planteado la necesidad de «bajar la temperatura» de la retórica en los anuncios y debates públicos sobre los comicios y, por el otro, han acentuado la importancia de fortalecer la seguridad para evitar que se repita otro atentado como el del pasado 13 de julio.
La conmoción por el magnicidio fallido ha congelado el debate sobre la candidatura de Biden. ¿Puede reactivarse?
Por el momento, parece haberse disipado la tormenta intrapartidista desatada por el pobre desempeño del presidente Biden en el primer debate televisado del 27 de junio. Tanto el atentado contra el expresidente Trump como la atención mediática a la Convención Nacional Republicana esta semana han colocado el cuestionamiento de la candidatura de Biden en un segundo plano. No obstante, el asunto podría resurgir en los próximos días si Biden no logra calmar los ánimos de un creciente número de líderes del Partido Demócrata que le están pidiendo que se retire de la contienda presidencial.
¿El atentado contra Trump podría influir positivamente en los votos de los indecisos para las próximas elecciones o es un voto que ya ha perdido por sus problemas judiciales?
Es improbable que el reciente ataque contra Trump incida en los votantes indecisos o independientes en las próximas elecciones presidenciales. Más bien, parece haber consolidado el apoyo de su base electoral tradicional, compuesta principalmente por sectores conservadores blancos, evangélicos y de clase trabajadora. La imagen desafiante de Trump con la oreja y la cara ensangrentada, levantando el puño y gritando: «¡Luchen! ¡Luchen!», le ha dado un impulso renovado a su campaña, al menos entre aquellos que se identifican con el movimiento MAGA (Make America Great Again).
Trump ha llamado a la unidad pero los republicanos han culpado a los demócratas del atentado. ¿Puede haber sed de venganza?
Trump ha hecho un llamado a la unidad del pueblo estadounidense, pero tradicionalmente ese no ha sido su principal reclamo. Por el contrario, ha insistido en dividir la opinión pública y en aislar e intimidar a sus oponentes, tanto los que él considera representantes de «la izquierda radical» como rivales dentro de su propio partido. La amenaza de la venganza (contra sus enemigos políticas) ha sido un tema recurrente de su campaña.
¿Cuáles son las causas de esta violencia política en EE UU ante el convulso panorama social?
Quizás el origen político de la polarización pueda trazarse a partir de la elección en 2008 del primer presidente afroamericano, Barack Obama, y a la reacción de un amplio sector de la población blanca estadounidense, que se ha sentido cada vez más desplazado por las minorías raciales y étnicas, particularmente los negros e hispanos. Como se ha reconocido ampliamente, Trump no inventó el nacionalismo populista blanco, pero lo ha articulado y movilizado con mucha fuerza y lo ha convertido en la ideología dominante del Partido Republicano. El senador Vance, representante del ala más conservadora, ha asumido posturas políticas extremas, en asuntos morales como el aborto, el matrimonio homosexual y las personas transgénero; la inmigración o el rechazo a la ayuda a Ucrania.