A Marianela Araya, árbitra del juego entre el Deportivo Saprissa y Alajuelense, le faltó mano dura en el primer tiempo para frenar tanto choque en la cancha.
El juego de la Recopa entre el Deportivo Saprissa y Liga Deportiva Alajuelense tenía varios focos de atención.
Primero, ver a los extranjeros de los rojinegros, y después, observar quién jugaba en lugar de Luis Paradela en el cuadro morado.
Pero apareció un invitado inesperado que, conforme avanzó el partido, ganó protagonismo: los roces. Sí, esos pequeños encontronazos entre unos y otros que terminaron en un conato de bronca al final del primer tiempo y con tarjeta roja para Esteban Alvarado, portero saprissista.
Ariel Rodríguez pecheó a Iago Falque y esto no le gustó al español, quien le reclamó y después solo pedía que le marcaran lo que él sentía como falta de los morados.
Luego, Manrekar James le entró fuerte a Ariel; este duelo empieza a hacerse recurrente en los clásicos.
Alexis Gamboa y Javon East tuvieron su pique. Larry Angulo, el colombiano de la Liga, le entraba con todo a Mariano Torres. Gamboa también le dejó su “mensajito” cuando, en una acción en las alturas, cortó con todo y Mariano quedó en el suelo frotándose la cabeza. Jorkaeff Azofeifa derribó en reiteradas ocasiones a Canhoto, no todas señaladas con falta.
Mientras los roces aumentaban en la cancha, Marianela Araya, árbitra del juego, dejaba seguir, como si nada pasara. Sacó tarjetas para Ariel, Larry y Gamboa, pero las mostró un poco tarde y le faltó imponerse ante el juego fuerte que se daba en la cancha.
El descontrol en el primer lapso provocó que Alexandre Guimaraes le llamara la atención a alguien: “Deje de hablar, papito, juegue”, se vio al técnico en las tomas de televisión.
Un primer tiempo de poco fútbol, de muchas entradas fuertes y ánimos muy calientes. Además, del castigo que se le viene a Esteban Alvarado por la cartulina roja, sanción que debe cumplir en el campeonato, porque la Recopa es un compromiso oficial.
