La ministra de Deportes saliente, Amélie Oudéa-Castéra, se adelantó hace apenas unos días. Pero Anne Hidalgo no ha querido faltar a su promesa.
La alcaldesa de París se ha dado este miércoles un chapuzón en el Sena a escasos nueve días de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos. Con un short de neopreno y gafas de natación, la dirigente socialista dio el paso acompañada del presidente del comité organizador, el piragüista Tony Estanguet, tres veces oro olímpico. Ambos nadaron a lo largo del tramo del río que pasa por el Ayuntamiento y la catedral de Notre Dame para disipar las dudas que pesan sobre la salubridad del agua. Mientras, las embarcaciones de bomberos y las zódiacs de la Policía y Protección Civil seguían el rastro de los bañistas.
Tampoco quisieron perdérselo el prefecto de Isla de Francia, Marc Guillaume, y el viceministro de Deportes y de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, Pierre Rabadan. «Es un día feliz. Lo hemos conseguido!», celebró Hidalgo ante un enjambre de periodistas y cámaras dispuestos para la ocasión. «Hemos trabajado mucho para que el Sena esté limpio y la gente pueda bañarse en él». La regidora tuvo que esperar para cumplir su promesa a que los análisis bacteriológicos del agua del río cumplieran las estrictas normas sanitarias.
Hubo dudas hasta el último minuto sobre la posibilidad de celebrar las pruebas de triatlón, maratón de natación y para-triatlón en el Sena. Hace algunas semanas, los responsables encontraron bacterias que indicaban la presencia de materia fecal hasta 10 veces por encima de los límites autorizados. Pero el vasto proyecto de ingeniería puesto en marcha en los últimos años, cuyo coste ha superado los 1.400 millones de euros, frenó el flujo de aguas residuales y residuos industriales hacia el Sena con la ayuda de las intensas lluvias.
El famoso «Plan de Baños», que buscaba sanear el Sena, ha resultado un éxito. Algo de lo que también quisieron felicitarse Estanguet y Guillaume. «Es la confirmación de que estamos preparados para los Juegos. Estamos exactamente donde queríamos estar», trasladó a la prensa el piragüista de eslalon y jefe del Comité Olímpico parisino. Había mucho en juego, tanto para el representante electo como para los organizadores de los Juegos: no la imagen de la ciudad anfitriona, sino también la credibilidad de París, que había hecho del Sena un pilar de su candidatura.
«El agua es suave, un poco fría, pero no queríamos salir», aseguró Hidalgo, que confesó haber pensado «en Jacques Chirac, que quería bañarse aquí». El expresidente francés también se comprometió a finales de la década de los noventa a meterse en el Sena, pero no llegó a cumplir su palabra.
La natación en el Sena quedó terminantemente prohibida en 1923. Pero la alcaldesa Hidalgo aspira a que, más allá de las pruebas olímpicas, el río pueda utilizarse a partir del próximo año para la natación pública. No obstante, todo está ya preparado para que echen a rodar los JJOO. Las gradas bordean ahora el río, y se están levantando más. Otros lugares emblemáticos de París, como el Grand Palais, la Place de la Concorde y los aledaños la Torre Eiffel, también acogerán actos olímpicos
