El ecuatoriano entra en el club de ganadores de etapa en las tres grandes vueltas, mientras que Evenepoel recorta terreno en la general
Con un diseño propicio para grandes escapadas la etapa ha consistido básicamente en ir muy rápido durante todo el tiempo. Los intentos de fuga han sido una constante y el día ha tenido un nivel espectacular, de los que va a dejar huella en los días que quedan.
Tanto es así, que la fuga definitiva ha tardado más de 100 kilómetros en materializarse, y las dos primeras horas han tenido una media cercana a los 50 por hora. Una verdadera locura.
En ese corte final se han metido nada menos que 40 ciclistas con nombres del nivel de Simon Yates, Carapaz, Enric Mas, Geraint Thomas, Bardet... un grupo que podría perfectamente estar peleando la general de una Vuelta a España, por poner un ejemplo.
En el Col du Noyer, Simon Yates ha arrancado para dar caza a los corredores que en ese momento andaban con unos metros de distancia, a los que ha pasado para seguir en solitario. Carapaz ha logrado cerrarle el hueco y, finalmente, ha atacado al británico, que no ha podido mantenerle el pulso. Y, desde atrás, Enric Mas también ha ido pasando ciclistas hasta quedarse tercero en solitario. Pero el ecuatoriano no ha tenido rival.
También en ese puerto, el Lidl-Trek ha forzado la máquina para seleccionar el grupo de los favoritos, dejándolo en poco más de una decena de unidades con todos los ciclistas importantes de la clasificación general hasta que Pogacar ha decidido darle el enésimo golpe al Tour. De hecho, Evenepoel ha respondido mejor que Vingegaard. Y luego ha sido el belga quien ha atacado a sus dos rivales, también bien arropados con compañeros que estaban haciendo de "puente". En meta, Evenepoel ha podido recortarle 12 segundos a Vingegaard y se acerca al segundo puesto en la general. Quedan cuatro días.
