La llegada de las vacaciones es un momento muy ansiado por todos. Sin embargo, hay familias en las que el descanso se ve en ocasiones atenuado por tener que asumir l as labores de cuidados de los padres ya mayores, y en muchos casos, dependientes. Esta tarea no siempre es fácil, sobre todo cuando la falta de coordinación y de consenso en el reparto de esta función puede llegar a generar grandes disputas entre los hermanos. Para Javier Yanguas , director científico del Programa de Mayores de la Fundación la Caixa, «el verano agudiza la tensión entre hermanos porque es una época en la que encargarse de los padres supone trastocar la dinámica familiar hacia el ocio y descanso deseado. Las vacaciones, además de ser un momento de relajación y desconexión, es un periodo muy esperado por los progenitores, sobre todo los trabajadores, para poder disfrutar de más tiempo libre con los hijos y conectar con ellos cuando las obligaciones del resto del año no lo permiten». Asegura que en este escenario, la atención a los mayores aleja el objetivo ansiado, puesto que encargarse de esta labor conlleva muchas horas del día. No es fácil de asumir , máxime cuando implica traslados de domicilio, lo que provoca que los mayores estén en un contexto distinto, les pueda provocar desorientación y un empeoramiento de los síntomas cognitivos y conductuales». Explica que lo deseable es que haya un reparto equitativo de responsabilidades entre los hermanos, lo que supone que los padres salten de familia y familia. Y no olvida que muchas veces son las hijas las que se encargan de los cuidados, «los hombres hemos entrado en estas atenciones a los padres, pero tenemos muchas áreas de mejora». Añade que «si los hijos marchan bien desde un punto de vista económico, una buena solución es llevar a la cuidadora principal de vacaciones o consensuar soluciones como una estancia temporal en una residencia. El problema es que hay personas que esta opción no se la pueden permitir por el coste que supone». En la misma línea se manifiesta Aurelio López-Barajas de la Puerta, CEO de Supercuidadores , quien señala que, entre las principales causas de disputa entre hermanos, destaca, en primer lugar, una desigual distribución de responsabilidades. «Es común que un hijo asuma una mayor carga de cuidado debido a su proximidad geográfica o disponibilidad de tiempo, lo que puede generar resentimiento si en vacaciones no se siente liberado de esta función». En su opinión, también supone un problema añadido que surjan diferencias en las valoraciones sobre el cuidado , puesto que los «los hermanos pueden tener distintos puntos de vista sobre cómo atender a unos padres, desde la preferencia por el cuidado en el hogar hasta la institucionalización en residencias. A ello hay que añadir los problemas financieros; es decir, los costes asociados a las atenciones pueden generar discusiones sobre cómo se debe compartir esta carga económica. En definitiva -puntualiza- la carencia de una comunicación abierta y regular entre ellos puede exacerbar los malentendidos y las expectativas no cumplidas». Emilio Sánchez , abogado del despacho Asoban Abogados , recuerda a ABC que en la relación entre un hijo y sus progenitores se crea una serie de obligaciones que nacen, en primer lugar, en sede del derecho privado, del derecho civil, como recogen los artículos 142 y 143 del Código Civil . «Estos preceptos legales dictan que ascendientes y descendientes tienen la obligación recíproca de darse alimentos, siendo los alimentos lo indispensable para el sustento, habitación, asistencia médica y vestido. Desde un punto de vista penal (artículo 226 del Código Penal), el no cumplimiento de dicha obligación de alimentos constituye una conducta típica y antijurídica en el derecho español, donde los vinculados con una relación de parentesco deben cumplir dichas obligaciones de alimentos legalmente verificadas respecto de los ascendientes. Por lo que podemos afirmar de forma rotunda que no cuidar de los padres supone un delito en el ordenamiento jurídico español ». Matiza que cuando estallan los conflictos por este asunto es habitual que requieran la asistencia de un letrado para encontrar una solución. «En Asoban Abogados estamos especializados tanto en procedimientos de negociación informal como formales de mediación familiar o, en el último escenario, en procedimientos judiciales. La asistencia de un letrado es crucial para conocer en profundidad el contenido, el alcance de estos derechos y obligaciones, el estudio de las necesidades de unos y otros, así como el conocimiento de los criterios jurisprudenciales. El objetivo es -matiza Sánchez- buscar el interés superior de los sujetos más desprotegidos materialmente, los mayores dependientes económicamente en este caso». En los casos en los que hay conflictos, pero no se contempla la intervención de abogados, entre las soluciones que propone el CEO de Supercuidadores destaca, en primer lugar, organizar reuniones familiares regulares para discutir y planificar la atención de los padres y, de este modo, ayudar a alinear expectativas y responsabilidades. También recomienda una división clara de tareas, «asignar responsabilidades específicas basadas en las habilidades y disponibilidad de cada hermano, lo que puede minimizar conflictos. Hay que contemplar la contratación de cuidadores profesionales ; es decir, optar por servicios de cuidado domiciliario profesional para aliviar la carga sobre los hijos y proporcionar una atención más consistente para los padres». Para los casos más complejos aconseja la mediación familiar, «puesto que un mediador profesional puede facilitar la resolución de conflictos y mejorar la comunicación entre hermanos». Y, por último, apuesta por una mayor flexibilidad por parte de las empresas , puesto que «la conciliación laboral y familiar es crucial, especialmente durante periodos de mayor demanda de cuidados, como el verano. Las organizaciones deberían ofrecer mayor flexibilidad en términos de horarios de trabajo, opciones de teletrabajo y permisos familiares para permitir que los empleados puedan atender adecuadamente a sus familiares mayores sin sacrificar su bienestar laboral y personal». Aún así, no todo hay que dejarlo en manos de las familias y empresas, por lo que Aurelio López-Barajas de la Puerta señala una serie de medidas urgentes que debe poner en marcha la Administración: 1. Incremento del apoyo financiero: Aumentar las subvenciones y ayudas económicas para las familias que cuidan de sus mayores. 2. Fomento de servicios de cuidado domiciliario : Promover y financiar servicios de atención domiciliaria para que los mayores puedan ser atendidos en sus hogares. 3. Educación y formación: Implementar programas de formación para cuidadores familiares para que puedan proporcionar un cuidado de calidad y gestionar mejor las cargas emocionales y físicas asociadas. 4. Políticas de conciliación laboral: Desarrollar políticas laborales que faciliten la conciliación entre la vida profesional y las responsabilidades de cuidado, incluyendo permisos remunerados y horarios flexibles. «Desde Supercuidadores -matiza el CEO- entendemos la importancia de estas medidas y soluciones para mejorar la calidad de vida tanto de los mayores como de sus familias. Es fundamental que se aborde este problema de manera integral, involucrando tanto a las familias como a las instituciones y empresas para asegurar un cuidado adecuado y una convivencia armoniosa».
