Cuenta la leyenda que a las afueras de Las Cabezas de San Juan vivía un guarda forestal con su familia y que en los alrededores de su casucha se divisaba todas las noches un fantasma. Un día, el hombre salió al acecho del espectro con su escopeta y en cuanto lo tuvo de frente le pegó un tiro. Lo que no podía imaginar era qué había debajo de la sábana. Allí estaba su mujer, que se tapaba cada noche para ir a ver a su amante sin ser reconocida. Esa zona se denomina desde entonces 'Cerro del Fantasma'. Y ahora cada fin de semana es un misterioso punto de insoportables atascos a la ida y a la vuelta del viaje...
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