Cuánto deben estar sufriendo los odiadores profesionales, los idiotas de carril, los mínimos comunes divisores de la convivencia, los que viven del Estado al que repudian, los que se niegan a sí mismo en el onanismo de su incongruencia, los que dicen amar a 'su' patria y la empequeñecen en su posesivo hasta avergonzarla. Cuánto deben estar sufriendo en estos días de triunfo y fiesta los que se dedican a negar lo que somos y lo que hacemos a lo grande cuando nos unimos en el nombre de España. Merecen hoy toda la compasión de la que seamos capaces, porque tiene que ser muy duro. Me acuerdo de esos mozos, ikurriños en Navarra, que no pueden evitar que el toro...
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