Hubo un tiempo en que David Brooks , uno de los mejores columnistas del New York Times, decía que el mejor indicador sobre la América profunda era la dificultad para gastarse más de 20 dólares en una comida. Con la inflación que tanto daño ha causado a las economías más modestas de Estados Unidos, el baremo de Brooks ha subido significativamente. El mismo autor se quejaba no hace mucho de los 78 pavos que le había costado una hamburguesa, muy poco atractiva, en el aeropuerto de Newark. La localidad de Butler en Pensilvania –escenario del atentado contra Donald Trump – ilustra a la perfección esa América profunda, ya sea rural o postindustrial, que se considera tan ignorada como maltratada por...
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