El individuo detenido por matar a su pareja la madrugada del sábado en un piso del distrito de Carabanchel tenía antecedentes por maltrato y su nombre figuraba en el sistema de seguimiento integral de caso de violencia de género (VioGén). La Policía Nacional trabaja con la hipótesis de que los antecedentes estén relacionados con la que era su pareja hasta el crimen. Sin embargo, no se descarta que haya habido episodios anteriores fruto de otras relaciones, ya que la víctima no contaba con órdenes de alejamiento ni otras medidas de protección. Sara Abigaíl, de 29 años, vivía desde hace dos meses con el supuesto asesino, de 35, en un piso que compartían con una decena de personas, entre ellos varios niños, en el número 23 de la calle de Nuestra Señora de Fátima, dentro del distrito de Carabanchel. Ambos eran peruanos. El crimen se produjo la madrugada del viernes al sábado, cuando los vecinos oyeron una fuerte discusión . A la mañana siguiente, sobre las 14.15 horas, el detenido llamó al 112, alertando de que su pareja se encontraba «inconsciente» y que «no respondía». Al llegar al lugar de los hechos, los sanitarios constataron que el cuerpo de la joven, que yacía en la cama, no tenía posibilidad de reanimación . El cuerpo no presentaba signos evidentes de muerte violenta, producida varias horas antes. No obstante, el Summa 112 no manipuló el cuerpo y lo puso a disposición policial. Los agentes examinaron lo ocurrido, recopilando pruebas y testimonios de testigos. Al poco tiempo después, se detuvo a la pareja por el número de contradicciones expuestas. Aunque afirmó que no la había tocado, sí confesó que había bebido mucho alcohol y que discutieron. Hasta el lugar, también, se trasladó la Policía Científica y el Grupo VI de Homicidios de la Policía Nacional. Así, se trasladó el cuerpo al Instituto de Medicina Legal para que los forenses le realicen la autopsia. Hasta el momento no se conocen los resultados, pero las pruebas preliminares del cuerpo confirman que murió asfixiada por las manos de otra persona, ya que presentaba claras signos de haber sido asesinada presionándole su boca y nariz con una toalla, almohada o sábana. Con esto, se investiga el caso como un claro crimen de violencia de género, que sería el segundo en la región en lo que llevamos de año y el tercero que ocurrió en el fin de semana.