Viajar por los pueblos más hermosos en verano es una experiencia que combina la belleza de paisajes idílicos con la calidez de sus habitantes y la riqueza cultural de sus tradiciones. En estos rincones, el visitante puede disfrutar de las tradiciones propias de cada municipio, además de un agradable paseo histórico recorriendo sus calles bajo el sol estival. Cada pueblo ofrece su propio encanto único, desde la arquitectura hasta coloridos paisajes y una gastronomía local exquisita, creando una escapada perfecta para aquellos que buscan desconectar de la rutina y sumergirse en la serenidad que solo estos destinos pueden ofrecer.
En este sentido, España es un país pionero en este tipo de destinos. Prueba de ello son los más de 85 millones de turistas que visitaron nuestro país el año pasado, tal y como recoge el Instituto Nacional de Estadística, que sitúa al país ibérico como el segundo más visitado del mundo, solo por detrás de Francia.
Así, este pueblo de calles empedradas, casas blancas, bungavillas y cúpulas azules, cautivó a artistas como Blasco Ibáñez o Alberti. Además, su belleza naturas y arquitectónica, alimentada por un entorno costero inigualable, ha consagrado este municipio como capital cultural y artística de la Costa Blanca. Tanto es así que algunos se han atrevido a denominar a este pueblo como el Santorini español.
Este pueblo costero de Alicante, Altea, situado sobre una colina, se conoce como el Santorini español por ser una fusión perfecta entre sol, playa y un centro histórico atractivo. Además, las fachadas de los edificios están pintadas de blanco, lo que hace que el municipio alicantino se parezca todavía más al municipio griego.
El motivo por el que Altea ha sido fuente de inspiración de artistas de todo tipo es por la disposición de su casco antiguo, donde no faltan las callejuelas con un fondo marítimo. Además, son precisamente las cuestas y escaleras del municipio las que le dan un encanto tan especial. Si recorremos el centro del municipio, podremos encontrar la Plaza de la Iglesia, rodeada de tiendas de souvenirs y casas encaladas. Además, este es el punto más alto de Altea, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, que se ve desde cualquier punto del pueblo y que, a su vez, destaca por sus cúpulas de cerámica azul y blanca que tanto recuerdan a la isla griega de Santorini.
Este pueblo mediterráneo, de tradición pesquera, derrocha magia. Además, otro de sus rincones con encanto es el Portal Vell, que junto al Portal Nou, conforman las dos puertas que se conservan del recinto amurallado de la antigua ciudad medieval. Por su parte, en el Paseo Marítimo de Altea podrás pasear y relajarte tranquilamente. Además, también podrás darte un chapuzón en la playa de la Olla, la de Roda o en la playa Cap Blanc. Sin duda, todo esto hace que Altea sea un tesoro mediterráneo por descubrir.
