La elección británica del 4 de julio fue interpretada por los medios occidentales como un triunfo histórico de los laboristas, que sería el mayor obtenido por partido alguno desde comienzos del siglo XX. A su vez, en la elección francesa del 7 de julio, fue informada como una derrota durísima del partido de Marie Le Pen.
Estas interpretaciones, que han sido las dominantes, coinciden con el resultado en cuanto a las bancas obtenidas por cada fuerza, en dos países que tienen sistema parlamentario aunque con ciertas diferencias: en el Reino Unido se obtiene el representante de la circunscripción por mayoría simple; en Francia, en cambio, cuando el ganador no alcanza el 50% o más, se realiza una segunda vuelta para determinar quién se queda con el escaño.
Marine Le Pen
En el caso británico, el resultado es contundente: los laboristas obtuvieron 412 bancas sobre 650, es decir, cerca de dos tercios. A su vez, los conservadores alcanzaron sólo 121: una derrota contundente. Por su parte, los liberaldemócratas obtuvieron 71, el nacionalismo escocés 9, el partido del nacionalismo irlandés 7, el unionista democrático de Irlanda del Norte 5, y los verdes, el partido regionalista Plaid Cymru y Reform UK (versión británica de la derecha radical europea) 4 cada uno.
Pero en porcentajes el resultado fue diferente. Los laboristas obtuvieron sólo el 33,7% de los votos y los conservadores 23,5%, sólo diez puntos por debajo de los ganadores, mientras que los liberales alcanzaron el 12,2% de los votos. Pero quien quedó en tercer lugar por porcentaje fue Reform UK con 14,3%, aunque sólo ganó 4 bancas (la misma cantidad que los verdes, con sólo 6,8% de los votos, y Plaid Cymru, con 0,7%).
Comparando los porcentajes con la cantidad de bancas, el laborismo fue un ganador que no lo fue tanto con respecto a los conservadores, y lo mismo sucede con Reform UK, que obtuvo mucho menos bancas pero mayor porcentaje de voto que los liberales.
En cuanto al triunfo histórico, claramente no lo fue. En 1997, el líder laborista Tony Blair ganó con el 43% de los votos, casi diez puntos más que los conservadores entonces. En cuanto a bancas, alcanzó 418, seis más que el laborista Keir Starmer ahora. Otro ejemplo es el de Margaret Thatcher, que en 1979 ganó con el 44% de los votos, diez puntos más que el laborismo en la última elección.
Pero en la política británica hay un cambio estructural: el debilitamiento del bipartidismo. En 1979, la suma de votos por laboristas y conservadores fue del 80,8%, y en 1997 del 74,9%. En cambio ahora, sumados estos dos partidos que han dominado tradicionalmente la política, el porcentaje ha descendido al 57,4%. Este debilitamiento del bipartidismo es un fenómeno general en la política europea, que facilita a la primera minoría ganar más circunscripciones que en el pasado.
En cuanto a la participación electoral, el caso británico, de acuerdo a los ejemplos mencionados, muestra un claro descenso. En esta elección votó el 60% del padrón habilitado, mientras que en 1979 lo hizo el 76% y en 1997 el 71,5%.
En el caso de Francia, la dura derrota de Reunión Nacional, el partido de Marie Le Pen, fue claramente por bancas. Su coalición obtuvo 143, quedando en tercer lugar. El primero lo alcanzó el Nuevo Frente Popular, la coalición de izquierda liderada por Jean-Luc Mélenchon, con 182, y el segundo lo obtuvo Juntos, la coalición liderada por el presidente Macron, con 163. Pero cabe señalar que el partido de Le Pen, en las elecciones legislativas de hace cinco años, había obtenido 89 bancas, 54 menos que ahora.
Pero de acuerdo al porcentaje de votos, el resultado permite una lectura diferente. El primer lugar lo obtuvo la fuerza de Le Pen con el 37,5% de los votos (cuatro puntos más que el porcentaje del triunfo arrollador de los laboristas en Gran Bretaña). El Nuevo Frente Popular sacó el 25,7%, casi doce puntos menos. La coalición liderada por Macron alcanzó el tercer lugar con el 23,15%, cerca de tres puntos menos que el Nuevo Frente Popular. Además, en porcentaje Reunión Nacional ha crecido cuatro puntos en la segunda vuelta respecto a la primera.
Una explicación sobre la discrepancia entre los votos y las bancas obtenidas por Reunión Nacional está en que funcionó con bastante eficacia el llamado "Frente Republicano", que instó a votar por la opción más competitiva en segunda vuelta entre las propuestas ajenas al partido de Le Pen.
En materia de gobernabilidad, son dos casos muy diferentes. Los laboristas británicos cuentan con una sólida mayoría parlamentaria de casi dos tercios, pero con sólo un tercio de los votos.
En Francia, las fuerzas no lepenistas tienen una gran dispersión y fuertes diferencias ideológicas, que hará difícil la conformación de una mayoría. Además, las dos primeras fuerzas en porcentaje, el Nuevo Frente Popular y la coalición conformada por Reunión Nacional, suman juntos 63,1% de los votos, tienen una actitud crítica frente a la Unión Europea y no acompañan la posición de Macron en temas claves como la guerra de Ucrania.
En síntesis, desde el punto de vista de la sociología política, es relevante el resultado por porcentaje porque señala la dirección que la sociedad quiere tomar. En cambio, desde la perspectiva de la ciencia política lo más importante son las bancas, porque ellas determinan la gobernabilidad inmediata por delante.
