-¿Cómo afronta esta etapa al frente de Asaja tras 24 años de presidencia de Ignacio Fernández de Mesa? -No será una tarea fácil porque Ignacio consiguió que esta organización, que se encontraba en una situación de ruina y de quiebra cuando él llegó, se haya convertido en una de las principales asociaciones de agricultores de España. No cabe duda que para mí es una etapa que no será sencilla porque estamos muy arriba ahora mismo y mejorar es más difícil. -¿Qué objetivos se marca? -Me gustaría que la gente pensara que esto no es una agrupación de terratenientes o de propietarios de fincas, sino que tengan en cuenta que somos productores de alimentos sanos, sostenibles, muy seguros y, en consecuencia, muy necesarios para las personas. No quiero que la ciudadanía considere que los alimentos son caros. Podrán valer más o menos, pero hay que recordar que quien los produce casi no gana ni para vivir. No hay que olvidar que detrás de un 'brick' de leche hay un ganadero que ordeña a sus vacas todos los días y detrás de una bolsa de magdalenas hay un agricultor que cosecha trigo. -Han llevado a cabo varias movilizaciones desde hace algunos años junto a otras organizaciones agrarias para reclamar, entre otros aspectos, una reforma de la PAC menos lesiva para los productores y el fin de la competencia desleal de otros países. ¿Van a continuar con estas protestas? -Es verdad que ahora llega el verano y no es tiempo de movilizaciones, pero imagino que en otoño algo tendremos que hacer porque los problemas siguen ahí. No nos sentimos protegidos por las administraciones públicas. -En junio tuvieron lugar elecciones para el Parlamento europeo. ¿Espera algún cambio en su política hacia el campo? -La última reforma de la PAC supuso una reducción muy importante de las ayudas a los agricultores y a los ganaderos y un incremento del papeleo y de cargas burocráticas. En relación a posibles cambios en la política agraria de la UE, no creo que se vaya a modificar mucho a pesar de que se renueve el Parlamento y la Comisión Europea. Desde que recuerdo, cuando ha habido una reforma de este programa siempre ha sido en perjuicio del productor. Si no existieran estas ayudas, sería imposible la producción de alimentos. -¿Qué daño está haciendo la competencia desleal de otros países para el sector primario cordobés? -No es de recibo que aquí soportemos unos determinados costes de producción, salariales y los destinados para no usar determinados productos fitosanitarios, mientras que otros países en vías de desarrollo no tienen que hacer frente a estos mismos condicionantes. Nuestra calidad es infinitamente mayor a la suya. -La falta de relevo generacional es uno de los problemas más acuciantes del campo. ¿Cómo se puede cambiar esa tendencia negativa? -No hay relevo generacional porque los jóvenes no ven un futuro ni cómodo ni rentable en el campo. Debe cambiar la percepción de la sociedad sobre el trabajo del campo, que es imprescindible, pero se encuentra actualmente muy denostado. Hoy en día la juventud ya se está dando cuenta de que todo el mundo no puede ser médico o ingeniero y que el trabajo del campo es tan digno como cualquier otro. Las administraciones también deben aprobar ayudas de verdad para fomentar el relevo generacional. -Los agricultores y los ganaderos también se quejan de la escasez de mano de obra para las campañas. ¿Espera que la Subdelegación del Gobierno fije una cuota de llegada de trabajadores extranjeros este año? -La Administración está bastante receptiva a esta demanda porque el problema va a llegar en otoño cuando empiece la campaña de olivar. Vemos con extrañeza que no haya mano de obra para el campo, mientras que las cifras de empleo señalan que hay parados en el sector agrario. -¿Cómo puede explicarse esa contradicción? -Una explicación racional no tiene. No sé cómo se elaboran las estadísticas del desempleo, pero no es verdad que no tiene sentido. -Actualmente se está negociando el nuevo convenio laboral del campo en Córdoba. ¿En qué momento se encuentran las conversaciones? -Tuvimos una reunión con los sindicatos hace unos días y mi impresión es que fue bastante fluida. Hemos quedado para el 25 de julio para retomar esas negociaciones. Hay que tener en cuenta la reducción del horario laboral que plantea el Gobierno, algo que supone un nuevo coste para el productor al esconder una subida salarial, que se sumaría a las alzas del 50 por ciento que hemos sufrido del salario mínimo interprofesional en los últimos años. Con este escenario tan incierto no podemos comprometernos a determinados aumentos salariales. No obstante, confío en llegar finalmente a un acuerdo como tradicionalmente se ha hecho. -El agua es una de las cuestiones que más quita el sueño a agricultores y ganaderos. ¿Es posible mantener las demandas para que Córdoba cuente con más recursos hídricos y, por tanto, aumentar el riego? -Es verdad que este año ha llovido y los embalses han mejorado sus niveles, pero sigue habiendo menos dotaciones para el riego. Mantenemos esa demanda, pero es necesario aumentar la capacidad de captación cuando llueva mediante infraestructuras como es el caso de los pantanos o la mejora de las conducciones. -¿Cómo se presenta la próxima campaña de olivar? -La cosecha en los últimos años ha sido muy mala, lo que ha provocado que los stocks estén realmente bajos, aunque no se prevén problemas de abastecimiento. A día de hoy se puede decir que se espera una producción muy buena, pero puede venir un granizo en otoño o un episodio de temperaturas muy elevadas ahora en verano y estas previsiones pueden cambiar. Por el efecto de la ley de la oferta y la demanda, esa mayor cosecha provocará que bajen un poco los precios del aceite.
