Para algunas civilizaciones antiguas, la Luna tenía un significado muy poderoso e influía en su vida cotidiana.
En la Antigua Grecia, la Luna no solo era vista como un astro que marcaba el paso de las estaciones, sino que también estaba envuelta en una fascinante creencia que permeaba todos los aspectos de la vida cotidiana.
Según los registros de la época, nuestros antepasados, los griegos antiguos atribuían a la Luna poderes místicos y divinos, creyendo que influía directamente en los destinos de los mortales y en el devenir de los dioses en el Olimpo.
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En la Antigua Grecia, la Luna era personificada por la diosa Selene, hija de los titanes Hiperión y Tea, y hermana de Helios, el Sol. Según la mitología griega, Selene viajaba cada noche por el cielo en un carro brillante, tirado por caballos blancos, plateados o bueyes, llevando consigo al astro lunar.
Esta imagen poética no solo representaba el ciclo nocturno, sino también la fuerza y la gracia que los griegos atribuían a la Luna.
En la mitología griega, la Luna era personificada por Selene, una diosa que viajaba por el cielo nocturno en un carro tirado por caballos blancos o bueyes, arrastrando consigo al astro lunar. (Foto: Pixabay)
Según National Geographic, la corona de Selene emitía una luz suave en la oscuridad, mientras que en el himno homérico a Selene se la describe como una diosa alada, amable y hermosa, cuyo viaje por el cielo nocturno era visto como una señal para los mortales.
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La creencia en la diosa Selene y su influencia sobre la Luna permeaba profundamente en todos los aspectos de la vida griega antigua:
Los antiguos griegos creían que Selene, al iluminar la noche con su corona brillante, influía en los destinos de los mortales y en el curso de las actividades humanas durante la noche. (Foto: ArchaiOptix/Wikimedia Commons)