Debutaba en Pamplona Juan de Castilla, el torero que fue apadrinado por Botero, el torero que se gana la vida en una empresa de paquetería para entregar la suya delante del toro. Y así lo hizo desde el quite por gaoneras al segundo, con el capote a la espalda... ¡frente a un escolar! La tarde estaba marcada a fuego en el calendario del colombiano, con el orgullo herido por el desierto taurino en su tierra, donde la política le ha arrebatado el sueño de su niñez, el sueño por el que cruzó el charco para curtirse y volver a su Colombia natal anunciado en los carteles más grandes. Pero el toreo, como la vida y los sueños, no es fácil....
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