En los últimos días, el expresidente se jactó de remodelar el programa de los republicanos, en particular sobre el aborto
Washington. El tempestuoso Donald Trump, conocido por sus declaraciones incisivas, está moderando su discurso para captar más votantes con vista a las elecciones presidenciales de noviembre.
El cambio de tono del candidato, que ya tenía asegurado el apoyo de su base conservadora, es flagrante.
En los últimos días, el expresidente se jactó de remodelar el programa de los republicanos, en particular sobre el aborto, consciente de que su partido no cuenta con el apoyo de la mayoría de la opinión pública en este tema.
Donald Trump, artífice de la anulación de la protección federal del aborto en Estados Unidos, insta ahora a su partido a ser pragmático y les recuerda que lo más importante es “ser elegidos”.
Los republicanos sufrieron una derrota electoral tras otra en los últimos dos años en las votaciones sobre la interrupción voluntaria del embarazo.
En los últimos días, el millonario, que el jueves será coronado candidato presidencial republicano en una gran convención, también ha repudiado un polémico documento llamado “Proyecto 2025″.
Este texto de 900 páginas, concebido como una hoja de ruta a aplicar si vuelve al poder, fue redactado por algunos de sus aliados más cercanos y fue objeto de constantes ataques de los demócratas.
Entre otras cosas, el manual pide la deportación de millones de migrantes y el desmantelamiento de ciertas agencias federales, ideas que el propio Donald Trump ha defendido.
Pero en los últimos días el republicano criticó dos veces las ideas “absolutamente ridículas y pésimas” del documento, sin especificar cuáles.
Repite a quien quiera escucharle que él encarna “el partido del sentido común”, como si quisiera atraer a todo tipo de votantes.
La estrategia del septuagenario candidato es clara.
“Trump aprovecha este momento para ampliar su atractivo fuera de su base conservadora habitual”, explica Matthew Continetti, del centro de reflexión conservador American Enterprise Institute (AEI).
Donald Trump llegó al poder en 2016 gracias, entre otros, al apoyo de la derecha religiosa, a la que ha ofrecido numerosas victorias.
A pesar de su derrota en 2020, este electorado le ha sido mayoritariamente fiel.
Ahora el expresidente “puede comenzar a presentar un programa y una personalidad para ganarse a los votantes de la coalición demócrata”, analiza Matthew Continetti.
Además del fondo, Donald Trump mostró cierta moderación en las formas.
El republicano, conocido por sus exabruptos y comentarios incendiarios, se mantuvo más bien en un segundo plano durante el debate sobre el estado de salud de Joe Biden.
Incluso en sus grandes diatribas sobre la migración, el tono de Donald Trump contrasta con el de los últimos meses, cuando el republicano hablaba de que los inmigrantes “envenenan la sangre del país”, lo que le valió comparaciones con Adolf Hitler y Benito Mussolini.
Pero para Julian Zelizer, profesor de la Universidad de Princeton, no hay que dejarse engañar.
Según este politólogo, no hay “ninguna razón para pensar que Donald Trump haya cambiado fundamentalmente sus posiciones”.
“Su estrategia es ganar. Pero es su balance en el cargo lo que debería definirlo”, ha declarado a la AFP.
